CORTE CLARINISTA: No podemos quedar al arbitrio de una banda de atorrantes

Una Corte de sinvergüenzas, al servicio de las corporaciones y de los enemigos de la Patria. (Foto: Choripán y Vino).

El país necesita rebelarse contra estas actitudes golpistas, de sectores que llevan en sus genes un odio ancestral hacia las clases populares. Esto no es de ahora, esto viene desde los primeros años de la Revolución de Mayo, donde San Martín y Belgrano en aras de la unidad nacional sufrieron todo tipo de aprietes, espionaje, entrega al enemigo y recorte de ayuda, por parte de los mismos que creen que ellos fueron los fundadores de este solar que nos cobija a todos.

Y en este racconto de una crónica de “una muerte anunciada”, cuando días antes tanto Clarín como Infobae y La Nación  —medios al servicio de los enemigos de la Patria— sabían de antemano una sentencia que rompe todos los moldes del Derecho Constitucional y se aplica, vía suprema, contra los fundamentos mismos de la democracia, que dice que “un presidente elegido por el voto mayoritario del pueblo tiene la facultad indelegable de cuidar la salud y el bienestar general como la seguridad de la población, en aras de hechos excepcionales como puede ser una guerra, o en este caso una pandemia”. Todo ello ha sido suplantado por manifestaciones antojadizas de ver las leyes a conveniencia de un sector, que viéndose perdido en las urnas y que va a volver a repetir esa atroz performance electoral, se agarra de estos tangenciales manejos de hombres que por sus sentencias y por su poco criterio democrático han demostrado abiertamente que están a favor del partido político que está al servicio de EE.UU. en el país. En una suerte de “delegación democrática” encubierta.

Entonces qué nos queda a los argentinos, a los que luchamos por esta democracia, a los que soportamos todas las humillaciones del macrismo, de estos mismos jueces y de los esbirros que se parapetan detrás del cartel de “periodistas independientes”, es aplicar el pensamiento sanmartiniano: “Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”.

No permitamos que estos apátridas, que escudados bajo sus togas manchadas con las muertes que se producirán por su irracional proceder, además no paguen impuestos ni muestren sus declaraciones juradas como cualquier mortal viva éste en La Quiaca, o en Ushuaia, Iguazú o en el Puente del Inca en la provincia de Mendoza.

Estamos en un tiempo crítico y límite: es hora que nuestro Presidente Alberto Fernández acelere el cambio que tenemos que hacer de una vez y para siempre de esta Corte Suprema que debe estar al servicio de la gente y no de las corporaciones ni de los agentes externos.