SAN PEDRO DE JUJUY (Especial-EL SOL ABC). Miles de abrazos y promesas, risas, brindis, teléfonos compartidos mucho antes de las elecciones de parte de la hoy diputada nacional Carolina Moisés con tantos militantes que trabajaron a destajo para que ella fuera elegida.
Al recorrer los distintos puntos de la provincia, se encuentra uno con aquellos militantes de la primera hora y en todos se ve desconsuelo, “porque no la vemos más a la diputada; pensamos que está enfermita, o que le ha pasado algo; porque ahora no atiende el teléfono, que antes al toque te atendía; no sabemos qué hacer, pobrecita con esto del coronavirus todavía más”, dicen algunos.
En la Quebrada y Puna, los correligionarios peronistas dijeron que cuando “llegaba Carolina era como el viento del Pacífico, manifestaba mucha energía y solidez, que todos nos dábamos vuelta para escucharla. Ahora todo es silencio; necesitamos ese empuje, esa fuerza. ¿Qué le habrá pasado?”, la mencionan en algunos pueblos del norte de la provincia de Jujuy.
Lo mismo pasa en los valles. Y para qué contar en la región de las Yungas, donde “todos estamos extrañados por ese incalculable silencio, que se parece a esas películas de misterio de Alfred Hitchcok. Nos extraña mucho, por la cercanía que teníamos. Pensamos que seguro ha perdido los celulares y como estamos en tiempo de cuarentena no ha podido salir a comprar. Queríamos hacer la campaña de los barbijos gratis, de la entrega de alcohol en gel para los merenderos o para los abuelos sin disposición de ingresos. Pero nada, es como si el viento se la hubiera llevado lejos, muy lejos”.
Casi en el mismo tenor de extrañeza, se puede decir que la gente la espera en localidades del departamento Santa Bárbara y otras localidades del departamento Ledesma, como Yuto, Caimancito, El Talar, Calilegua, etc.
“Lo único que le pedimos a Diocito, es que la ilumine y que si está enfermita, se cure. La extrañamos mucho”, dijo casi como en forma de lamento originario una militante de Libertador Gral. San Martín.
