BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Servando Sanmartín). El país todo está envuelto en una oscura neblina, que intenta, bajo sospechosos movimientos, eternizarse para dejarnos sin Patria, sin derechos, sin potestad ni siquiera para protestar.
Entonces, existe una real y directa pregunta que debemos hacernos todos: ¿cómo es posible que un pueblo medianamente culto, con 5 premios Nobel, con universidades que brindan gratuitamente los mejores conocimientos y siguen siendo esos faros de conciencia y libertad, con centros de investigación como el CONICET, Instituto Malbrán y otros menos conocidos, pero igual de importantes, con los mejores atletas y con un crisol de razas y etnias, que nos ha hecho no los mejores, pero nos ha acercado ahí nomás a la cima mundial, haber llegado a esto que vivimos con las elecciones para presidente de la Nación?
Donde un “iluminado” pretende imponer verdades carentes de todo sentido de realidad y sentido común, mientras nos desgañitamos en las redes, en los bares, en los pasillos de nuestros trabajos o en las reuniones familiares discutir cosas intrascendentes y sin valor, donde la política de fuste con basamentos en nuestra Historia, en nuestra legislación, no puede defenderse de este brutal ataque.
Hay un error que hemos cometido todos: es dejarnos estar y no propender al desarrollo de los ateneos políticos, de los comités, de los foros universitarios, para que sean faros para las nuevas generaciones, como un médico de cabecera, que nos indique dónde nos están penetrando, dónde nos estamos descomponiendo, dónde nos estamos oxidando. Porque si esos centros existieran, nada de esto nos podría haber ocurrido.
Existe un plan macabro contra la Argentina
Eso lo debemos decir con claridad y contundencia: existe un plan macabro contra la Argentina, que viene sucediendo desde la caída del Peronismo en 1955, bajo la sangre de argentinos de a pie que jamás imaginaron que cipayos al servicio de la corona inglesa y del Departamento de Estado de EE.UU. –con el agregado ahora de Wall Street y sus dueños, los fondos buitres–, los hayan masacrado en ese mediodía de junio de ese año en los alrededores de la Casa Rosada y Plaza de Mayo.
Para llevar ese plan han creado toda una red de ongs, fundaciones, asociaciones y cámaras empresariales –como la AmCham— para desde allí digitar cómo se mantiene encorsetado al Peronismo o se lo hace desaparecer definitivamente de la Argentina. A tal punto, que planearon asesinar a la más grande líder de la actualidad: Cristina Kirchner. No les salió, por los designios de Dios.
Entonces, debemos reaccionar y tomar la palestra de la defensa de lo que como ciudadanos argentinos nos pertenece. Aunque nos quieran mostrar como una enorme factoría de fenicios, somos un pueblo que ha entregado todo de sí para la gesta independentista sanmartiniana y belgraniana, para los Héroes de Malvinas, para la defensa de la democracia cuando en 1986 se condenó a los genocidas de los 30 mil desaparecidos, que ahora nos quieren hacer creer que fueron 8 mil.
Por ello, debemos hacer que el 19 de noviembre sea declarado el Día de la Liberación Nacional.
