LUIS D’ELÍA ALERTA: “Alberto es como aquél que ve el techo que se llueve, pero sólo espera que salga el sol”, ante el preaviso de Morales Solá que “sí o sí va presa este año Cristina”

Para este agente al servicio de las embajadas de EE.UU. e Israel en la Argentina, la actual vicepresidenta Cristina Kirchner tiene los días contados en libertad. (Foto: Periodismo Actual).

BUENOS AIRES (Especial-EL SOL ABC). Joaquín Morales Solá, el mismo cancerbero del general Domingo Bussi, en el Operativo Independencia en la provincia de Tucumán, en 1975, es el que se plantea, en una especie de análisis maquiavélico, estilo Durán Barba, salteándose varios tomos de la singular historia actual que nos indica que “la Justicia argentina es parte del lawfare, creado por el Departamento de Estado de EE.UU. conjuntamente con el Departamento de Justicia, para por medio de la mentada ‘Justicia’ destruir cualquier plan democrático para restablecer en el poder político a líderes carismáticos nacionalistas y populares o corroer y destruir cualquier gobierno de signo popular”. Parece que “Desde el Llano de su cerebro sólo ve lo bueno que fue el gobierno de Mauricio Macri y las ‘aberrantes y locas’ aventuras de la gestión de Cristina Kirchner”. Esa parte de la historia muchos la conocemos.

Lo que no conocemos en profundidad es que este agente, de segundo nivel, de los servicios norteamericanos e israelistas en el país, “siempre tiene información privilegiada de éstos”, sobre la que alerta el dirigente social Luis D’Elía en su cuenta de Twitter: @LuisDelia. El histórico vocero de la Oligarquía JOAQUÍN MORALES SOLA anuncia hoy en su editorial del diario La Nación que @CFKArgentina este año termina inexorablemente en la cárcel. Mientras en el @FrenteDeTodos algunos subestiman está posibilidad. @SergioMassa niega el Lawfare”. Esto no es algo menor y que aquellos que defendemos “la Argentina para los argentinos” debemos prepararnos par repetir en todos los rincones del país y comenzar a armar la defensa integral de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, líder natural e inigualable, después de Evita Perón, del verdadero pueblo argentino, sobre la que hace mención D’Elía y que según él y muchos otros tantos, dicen que “la blandura del Presidente y en la que se muestra casi como alumno aplicado de la Embajada norteamericana, el actual presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa  —negando el lawfare— son puertas abiertas para que esa ‘Justicia manejada por el establishment al servicio de EE.UU.’ dé un veredicto en contra de la absolución total de la actual vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, donde está visto muy claramente cómo es nula de nulidad total toda la instrucción de las causas donde está acusada, primero porque las pruebas tienen falsedad ideológica, son recortes de diarios, son fotocopias, donde los originales fueron quemados”. Claro todo esto “no existe para el cándido Morales Solá”.

 

Poca cintura de la actual ministra de Justicia

Lo que muchos, la gran mayoría, pensamos es que la actual ministra de Justicia de la Nación, Dra. Marcela Losardo, es como lo fue Graciela Fernández Meijide en el gobierno de De La Rúa, “una calienta asiento”, que no hace mucho más “de lo que las reglas le permiten”. No se juega, no sale de su oficina y se instala en las sesiones de las cámaras para impulsar la creación de comisiones de investigación de “cómo es el hilo en el armado del lawfare que quieren instalar definitivamente en el país”. También para poner en el tapete la actuación en el armado de toda la construcción del lawfare de jueces, tribunales y embajada norteamericana.

Esa falla y ese poco interés demostrado por el Presidente y su ministra de Justicia, están poniendo en claro la debilidad y el miedo que ambos tienen “ante las bravuconadas verbales de un esbirro al servicio de EE.UU. e Israel, como lo es Morales Solá”. Tienen miedo de plantárseles al poder real en la Argentina y demostrar que el mandato que el pueblo les ha dado, no es sólo para arreglar los muebles y pintar la casa, sino para poner en el lugar que se merecen a los enemigos de la Argentina”. Son muchos, los conocemos ahora, y todos ellos están distribuidos estratégicamente en los Tribunales de Justicia de todo el país.

En esto no debe tener miedo el Presidente, porque hay un pueblo que está detrás de él y que aunque servicios como Morales Solá intenten por todos los medios hacernos callar, siempre la Constitución y el legado de los Creadores de la Patria son dos bases muy fuertes que sustentan todo nuestro pensamiento ideológico en defensa del hogar de nuestros hijos y de las generaciones que vendrán.

 

La “idea” de Morales Solá

Acá Morales Solá junto a Videla. Siempre en lugares de “privilegio” para jugar en contra de la Argentina. (Foto: Archivo).

En su editorial del sábado 30 de enero, recién pasado, el amanuense de la Embajada de EE.UU. dijo en una parte de su editorial titulado “Un proyecto que destruye al kirchnerismo” que, es para analizar muy concienzudamente, y de lo que alerta el ahora preso político Luis D’Elía:

En la desesperación por lograr la impunidad, Cristina se autoinculpa. Ha reiterado varias veces que sus procesos judiciales son producto de decisiones políticas de Macri. Es decir, ella sería una política inocente si el expresidente no hubiera dado supuestamente la orden de que la Justicia la persiguiera. Como Cristina fue presidenta durante ocho años, debe suponerse que habla con conocimiento de causa sobre los amplios márgenes que tiene el poder político para manejar las lapiceras de los jueces. Hay algo de confesión. Siempre se supo que sus principales operadores judiciales eran el omnipresente Javier Fernández (que recorre los tribunales penales en nombre de gobiernos peronistas desde la época de Carlos Menem) y el ex mandamás de los servicios de inteligencia Jaime Stiuso, hasta que rompió con este. La novedad es que la expresidenta reconoce ahora, implícitamente, que para ella la Justicia es un simple trueque político entre poderosos dirigentes. Si ella gobierna, Macri es el perseguido. Si Macri está al frente del gobierno, la perseguida es ella. Ese concepto es inexplicable en una persona que participó activamente del gobierno nacional durante 12 años. O es verdad, y la Justicia argentina es una simple ficción colectiva, o es una fantasía política suya que solo sirve para alimentar los argumentos del fanatismo que la rodea. A todo esto, la mayoría de las causas que le imputan comenzaron cuando ella era la jefa del Estado, no en tiempos de Macri.

El principal propósito judicial de Cristina es lograr ahora que la Corte Suprema le acepte una apelación para frenar el juicio oral por la obra pública. Es solo una de las 13 apelaciones que presentó ante el máximo tribunal. Al paso que va, la expresidenta necesitará una Corte Suprema propia para resolver todos sus asuntos. Lo cierto es que está pidiendo que, para continuar con el juicio actual, se haga antes una auditoría de la obra pública desde 2003 hasta 2015. Podría demorar décadas, hasta que la Justicia termine absolviéndola porque habrá transcurrido el “tiempo razonable”. El máximo tribunal de Justicia estuvo a punto de postergar el inició de ese juicio sobre la obra pública, también por un reclamo de Cristina, cuando en mayo de 2019 pidió el expediente dos días antes de que comenzara el debate público. Fue tal la magnitud del escándalo político que la Corte devolvió en el acto el expediente y el juicio comenzó en tiempo y forma.

La estrategia de Cristina es casi descarada. Un eventual freno a ese juicio por la obra pública postergaría también las indagaciones judiciales por lavado de dinero en los hoteles de Hotesur y en los edificios de Los Sauces, todos propiedad de la ex familia presidencial. El supuesto lavado lo habrían perpetrado la familia Kirchner y dos empresarios: Lázaro Báez Cristóbal López. Báez es el principal acusado en el juicio por la obra pública. Si hubo delito en la adjudicación de la obra pública sería más fácil probar el lavado en esos hoteles y edificios. Hotesur y Los Sauces interpelan solo a Cristina, a sus hijos y a esos dos empresarios. No hay exfuncionarios en el medio. Es uno de los casos más graves que acosan a la expresidenta y sus hijos. En efecto, a esas tres causas (la obra pública, Hotesur y Los Sauces) debe agregárseles la de los cuadernos, que se abrió cuando el chofer Oscar Centeno contó casi obscenamente cómo y dónde se recibían los sobornos, para reseñar las cuatro acusaciones de las que Cristina no podrá huir nunca. Están las pruebas acumuladas de manera abrumadora; están los testimonios de los arrepentidos (empresarios, exfuncionarios y hasta el contador de la familia Kirchner), y está la reciente resolución de la Cámara de Casación, que declaró constitucional las declaraciones de los arrepentidos”.

Tiene cuatro patas, ladra y mueve la cola.

Imagen tomada de parte de Aníbal Fernández, que también tuiteó dando cuenta lo que expresó en su editorial Morales Solá. (Foto: Twitter-AF).