NOS DEJÓ EL FLACO: un académico del fútbol, que comenzó a trabajar la idea de la “organización” en la Selección y ese es su legado

El lugar de técnico comenzó a revalorizarse y alcanzó el grado de señorío que tiene hoy por Menotti. Antes los técnicos siempre iban con sus conjuntos viejos y zapatillas. El Flaco mostró la importancia de mostrarse bien y ser un referente para sus jugadores. Escena tomada en el Monumental en 1978, cuando nos consagramos campeones mundiales ante Holanda. (Foto: El Ciudadano).

BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por W. Panzeri). El Flaco supo delinear en sus comienzos como futbolista esa parsimonia para el toque, la pegada diestra y amenazante, que ya nos intuía luego al técnico pensante y acompañante de sus jugadores.

Ayer nos dejó César Luis Menotti a los 85 años, aquel que boceteó los primeros trazos de lo que es la Selección ahora, que por décadas tuvimos selecciones llenas de muy buenos jugadores, pero a las que le faltaba el toque sutil de un orientador y ajustador técnico, que le diera matiz y sabiduría al equipo mayor nacional.

Dejó el fútbol joven. Estuvo en el Rosario Central bien canalla, que por la década de los 60’ dominaba los clásicos con los leprosos de Newell’s, pero que ya había decidido sentar cabeza en el fútbol capitalino de la Buenos Aires húmeda y brumosa. Así luego llega a Racing de Avellaneda, se va EE.UU. y juega en un ignoto The Generals y en 1970 le pone fin a su carrera en Juventus de Brasil, para luego llegar a Parque Patricios en 1972, pero ya como técnico.

En uno de los entrenamientos en la cancha del Globito en Parque Patricios a fines de 1972, cuando ya se preparaba para ser sensación del Metropolitano de 1973. (Foto: El Gráfico).

Y es allí que demuestra que, a su fama de buen jugador, también le había adosado muy buena experiencia como observador del buen fútbol. Así arma los luego la prensa deportiva de aquel entonces llamaría “Los Bohemios de Parque Patricios”, que muestra todo su esplendor en 1973, con Brindisi, Babington, Russo, Houseman, Avallay, Carrascosa, y otros. Allí a muchos les enseñó cómo encaminarse en la vida y cómo hacer que el poco dinero que se ganaba por aquella época no se despilfarrara.

Bueno, todo ello hizo que al Flaco comenzaran a apreciarlo como buen candidato para la Selección del 78. Y así llegó y dejó de lado los viejos axiomas impuestos por los anteriores seleccionadores. Comenzó de cero. Le dio prioridad a la estrategia y al orden. Vio que Europa siempre nos ganaba por presencia física. Y hacia allí fue con el adosamiento de buenos preparadores físicos, que supieran mucho del trabajo de los “fierros” para adosarle músculo al talento.

Lo mismo había hecho con su gran Huracán, el famoso Globito de Parque Patricios. Así llegaron los títulos de campeones mundiales de 1978 y el Juvenil de 1979. Y comenzó la era dorada del Seleccionado Nacional, también con la llegada de Diego Armando Maradona, que le dio cabida a otro brillante técnico como Salvador Bilardo, en la vereda opuesta como técnico, pero con el mismo amor por un deporte que es la quintaesencia del argentino. Bah, de nosotros, que lo vivimos con tanta pasión.

Luego tuvo un viaje por Europa y América como técnico o como capacitador de técnicos, donde siempre se notó que era un hombre que a sus conocimientos siempre le adosaba “academia”, porque era un muy buen lector y apreciador del arte y de la cultura en general.

Así nos deja un argentino, que supo hacer escuela en lo que amó y que siempre será un referente nacional e internacional. Tanto es así, que todos los noticieros deportivos del mundo referenciaron su fallecimiento. Algo que no consiguen todos.