CARACAS, Venezuela (Especial para EL SOL ABC-Por Marisol Ormeño Jiménez). Uno de los propósitos más grandes de la revolución bolivariana es que el país logre su soberanía alimentaria. Siempre Venezuela dependió de EE.UU., Colombia y Ecuador en el rubro de alimentos.
Mucho más cuando se dio la “época de oro” del “oro negro” precisamente, en las décadas de los 70 y 80, cuando la oligarquía terrateniente venezolana jugaba de cipaya de Wall Street y la Reserva Federal y el Departamento de Estado de EE.UU. Tiempos en que la bella Caracas mostraba millones de caraqueños cabalgados en casuchas de cartón y chapas en los cerros laderos de la gran urbe, mientras los “beneficiados cipayos” lucían sus grandes mansiones y grandes “malls” con mercadería y alimentos exclusivamente norteamericanos. Entonces para EE.UU. y el mundo financiero global Venezuela “era la joya de Sudamérica”. Y todos querían vivir en Venezuela.
Fue Hugo Chávez el que se dio cuenta de este gran error en el que habían caído los venezolanos: haber dejado que las corporaciones y las empresas al servicio de EE.UU. manejaran el rubro de la alimentación. Y eso se notó, no tanto, con el embargo y bloqueo económico asumidos por el país de parte de EE.UU. Por ello comenzaron a crear las “brigadas bolivarianas en todos los rubros”. Personas de los barrios pobres y periféricos de las grandes ciudades salieron a poseer un espacio de terreno para cultivar y producir hortalizas, frutas, lácteos, y cereales. Para ello tomaron del programa cedido por el gobierno del presidente argentino Néstor Kirchner, que tiene el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA), varios de sus ordenamientos y proyectos para hacerlos posible en Venezuela y para cambiar la matriz productiva y de los suyos propios para hacer realidad –ahora profundizados por el presidente Maduro— de un país que produce sus propios alimentos, sin depender de lo extranjero.
Hoy se cuenta con los CLAP
Ante el bloqueo y el boicot por los supermercadistas cipayos, al servicio de las trasnacionales norteamericanas, que “con las constantes subidas del precios de alimentos, llevaron la inflación a límites inentendibles, a veces sin justificación alguna, el presidente Nicolás Maduro creó los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP)”, que hoy están rindiendo sus frutos, “porque la inflación por alimentos se detuvo y porque el pueblo venezolano dejó de alimentarse con la comida basura de EE.UU. que está llena de químicos que afectan la salud del pueblo”.
Así la agencia AVN informó recientemente, que “el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, llamó al reimpulso de los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), como un instrumento de producción rural y urbana de manos del poder popular organizado y ratificó todo su apoyo a esta iniciativa.
’’Convirtamos a los CLAP en el gran instrumento de producción rural y urbana, avancemos en organización y liderazgo. Cuentan con mi apoyo absoluto, para impulsar la maquinaria de la carteras productivas y garantizar el bienestar del pueblo. Juntos venceremos!!”, expresó en su cuenta de Twitter el primer mandatario.
Hoy la mayoría del pueblo bolivariano de Venezuela agradece esta iniciativa gubernamental, que permite abastecer al mercado nacional de alimentos, donde prima la calidad y además es fuente laboral constituida.
