PERDÓN, HÉCTOR TIMERMAN

Héctor Timerman junto a Cristina Fernández en tiempo en que se dabatió en el Congreso de la Nación la Ley que habilitó el Memorándum con Irán. Ayer se cayó toda la siniestralidad puesta en marcha por Cambiemos, la Embajada de EE.UU., al igual que la de Israel y organizaciones conexas, con la Justicia local. (Foto: Archivo).

No queda espacio, luego de la resolución en la tarde de ayer del Tribunal Oral Federal N° 8, donde se dictó el sobreseimiento de forma unánime en la causa Memorándum por Irán de la ex presidenta de la Nación y actual vicepresidenta, Dra. Cristina de Kirchner, conjuntamente con el entonces secretario general de la Presidencia, Carlos Zannini y el ex canciller Héctor Timerman, para no sólo pedirles disculpas sino hacer un acto de constricción espiritual, para rever una postura cuasi criminal en pos de alcanzar la Presidencia de la Nación, por parte de un grupo de antileyes, antiargentinos, antidemocráticos, que jugaron con la Constitución Nacional como mejor les pareció.

Entonces, desde EL SOL ABC, nos queda espacio para recordar a un señor como lo fue el ex canciller Timerman, que falleció en EE.UU. víctima de una enfermedad incurable, pero que antes había sufrido la humillación y el escarnio, cuando la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich dio la orden de sacarlo casi de madrugada de su domicilio, en pijama y descalzo, violando todos los protocolos de detención y haciendo de este acto un muestrario humillante y degradante, para “sentar antecedentes”, en pro de las “prístinas intenciones democráticas” que traía.

A raíz de ello, ya detenido Timerman, tuvo que padecer en la cárcel de Marcos Paz, el espionaje interno y atroz de los agentes al servicio de la AFI de Arribas y Majdalani, además de la constante vejación a la intimidad del ex canciller por parte del Servicio Penitenciario Federal.

Entonces, cómo no se iba a enfermar un hombre apegado a las leyes y a la democracia, viendo que contra él y sus familiares se cometía el delito de ultraje, extorsión y falsedad ideológica, por un documento que había sido aprobado por el Congreso de la Nación. Nada menos.

Claro, que existe otra estación, otras instancias, para que todos los verdugos de Héctor Timerman sean juzgados y sentenciados por haber fraguado toda esta causa, con fines aviesos para llegar a ocupar la Presidencia de la Nación a cómo dé lugar. Pero ya veremos a esos gusanos cargar su propia cruz.

Mientras, tanto pedirles a los familiares de Héctor Timerman perdón por las atrocidades cometidas en su contra por sujetos que no les importa la democracia ni el país ni su gente. Son esos monstruos de los cuales no tenemos que liberar todos los días.