BUENOS AIRES (Especial-EL SOL ABC). Anoche salió el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, a dar razones de su presentación ante el presidente Alberto Fernández, para que “a Vicentín en vez de expropiarla, se la intervenga. Porque claro vamos a necesitar la ayuda del Estado, para que la empresa comience a funcionar”.
O sea que tenemos que ser todos los argentinos los que sigamos poniendo dinero en una empresa como Vicentín, que no sólo estafó a propios, sino también a miles de productores, para que sea solamente “un síndico y un interventor el que determinen el salvataje de Vicentín, poniendo plata el Estado, para que los argentinos la veamos pasar y luego cuando la empresa esté saneada, vuelvan los mismos que la vaciaron y saquearon a tener trono en la misma”. No si Perotti es otro Schiaretti por demás veloz. La picardía del último gitano rosarino.
Por ello, desde amplios sectores del país, apoyan la medida tomada de la “expropiación porque es necesario que la Argentina retome el camino de su soberanía alimentaria, porque está visto que así esté en manos privadas el manejo de una sojera, maicera y triguera como Vicentín, lo mismo seguirá ocurriendo en los puertos de San Lorenzo y Rosario, donde la misma Elisa Carrió denunció que son cuevas del narcotráfico y de la evasión”. Algún “interés” cercano a Perotti se tocará necesariamente con la expropiación, que salió como flecha envenenada a tomarse en medio de la pandemia un avión para llegar hasta Olivos para reunirse con el presidente Alberto Fernández y así “acercarle” la propuesta nueva.
Desde los que acompañaron el largo proceso de “Vamos a volver”, dicen asimismo, “Sí, volvimos, pero no para ser más boludos”.
