MALA PRAXIS EN LA JUSTICIA SALTEÑA: una instrucción penal deficiente de la Fiscalía hace que la causa Jimena Salas quede sin responsables de su crimen

Un juicio con final anunciado. Una desastrosa instrucción penal del caso lleva a los resultados que se dieron a conocer ayer. Momentos finales del juicio en la Sala VII de los Tribunales de Salta. (Foto: Prensa Poder Judicial de Salta).

SALTA (Especial-EL SOL ABC). La joven mujer que fue Jimena Salas dejó unas hijas preciosas y una familia a medias, luego de su crimen, que al día de hoy no tiene responsables de su asesinato en 2017, en un barrio de Vaqueros, a 11 km del centro de la ciudad de Salta. Todo por el desastroso manejo de la Fiscalía en la instrucción penal de la causa, que desde un comienzo mostró serias falencias, que hasta los menos entendidos en leyes se daban cuenta de este final anunciado; era lo menos que se esperaba.

Entre esos serios yerros, están las acusaciones sobre uno de los acusados prima facie, “como partícipe secundario, donde nunca apareció el partícipe primario”. Entonces, caía de maduro que la defensa de Sergio Vargas iba a apuntar sobre este débil argumento de la Fiscalía  —que por falta de conocimientos o no se sabe por qué—  que daba por hecho “que se tenía por lo menos indicios sobre quién o quiénes habían sido los autores primarios del crimen de Jimena”. Al decir de un abogado del foro local: “Es como querer hacer el techo de una casa sin cimientos. No puede haber uno sin la presencia del otro”. Ese es el primer gran error garrafal de la Fiscalía.

El otro, se refiere a la acusación contra el esposo de la víctima, Casal Gauffín, “por encubrimiento agravado”, cuando nunca se pudo probar el nexo de éste con el sospechoso Vargas. Faltaron miles de pruebas que se tendrían que haber hecho y no se hicieron. Todos los vecinos de la asesinada “tendrían que haber sido tomados como sospechosos, nunca se hizo”. Sólo se hicieron rastreos y averiguaciones de los extraños que se movieron ese día del crimen de Salas. Nadas más. No se rastreó el celular de la víctima y tampoco se indagó sobre el círculo familiar de Salas. Siempre se apuntó a extraños, cuando se pudo comprobar que “nunca faltó ni una moneda de la casa”. O sea que el móvil del crimen jamás fue el robo.

 

Algo que se venía venir

La noticia tuvo amplia repercusión en diferentes medios nacionales, como el portal Minuto Uno, el que dijo que “los jueces de la sala VII del Tribunal de Juicio de Salta absolvieron por el beneficio de la duda a Federico Nicolás Cajal Gauffin, de 48 años, al entender que no había elementos suficientes como para condenarlo por los cargos de ‘encubrimiento agravado’ del delito de ‘homicidio cuádruplemente calificado por ser cometido con ensañamiento, alevosía, criminis causa y violencia de género.

La familia del principal sospechoso contenta se fotografió con los abogados de la defensa. (Foto: Página 12).

’’Además, en el mismo juicio oral el tribunal absolvió a Sergio Horacio Vargas, de 34 años, quien estaba acusado de ser ‘partícipe secundario’ del mismo delito. Los jueces les concedieron la inmediata libertad a ambos.

Jimena Beatriz Salas, de 44 años, fue asesinada de más de 50 puñaladas el 27 de enero de 2017. Su marido, Federico Nicolás Cajal Gauffin, afirmó que encontró su cuerpo en el piso de la cocina comedor de su vivienda, ubicada en la localidad de Vaqueros, a 11 kilómetros al norte de la ciudad de Salta”.

Así una vez más la Justicia salteña muestra a profesionales del derecho que son puestos a dedo y por amiguismo, dentro de los diferentes estamentos del Poder Judicial de Salta, y al final con los hechos queda demostrado que hay que hacer una fuerte depuración en el mismo. Este caso puso al desnudo de la aseveración que certificamos con este horrendo caso, que quedará impune.