SALTA (Especial-EL SOL ABC). Nanque casi en los márgenes del año, vuelve su parsimonioso decir para describir desde su punto de vista, casi filosófico, la pertenencia de las cosas, de todo lo que está dentro del Universo.
Es natural que el poeta recurra a metáforas, a pensamientos, como esos tahúres que juegan con las cartas del destino. Para leerlo gratis, antes que EL SOL ABC sea sólo para suscriptores.
(NdR: también este poema se había perdido por fruto del hackeo de casi finales de 2019.).
__….Nada es mío, nada es tuyo….___
Nada es mío, nada es tuyo.
O todo es mío, o tuyo es todo.
Si tuyo es lo mío, lo mío es lo tuyo.
En este circunloquio estoy plantado
buscando la propiedad de las cosas
que me han prestado.
Recuerdo, ese rubor de tu mejilla;
ese cándido beso a escondidas;
esa carta que la guardo eterna;
esos ojos con lágrimas en la despedida;
ese perfume alado que transmutó en las páginas de un libro;
ese latido de tu corazón al lado del mío.
Perdón, dije que nada tiene dueño.
Quizás, sólo sean nuestros esos versos
que recita a la distancia nuestra retentiva.
O la experiencia de los días conquistados.
Nadie en la solemnidad de sus cátedras
pudo descifrar la propiedad de las cosas.
En la soledad de mis ritos paganos, he descubierto,
que me pertenecen, el amor de mi Madre,
el beso de mis hijos, mi canto de alegría de cada amanecer,
esa chispa que enciende nuestros fuegos del atardecer.
Caminando entre la espesura de los días, desde arriba una
luz que nos alumbra, me dijo: “Hijo, sólo eres dueño de tu memoria”.
POR NANQUE, EL ENSIMISMADO (November-XXIV-MMXIX).