BUENOS AIRES (Especial-EL SOL ABC). Para dar un diagnóstico esencial, que también les puede servir en el futuro a lo que hoy son opositores, era ver la cara póker de los gobernadores Juan Schiaretti —factor fundamental para el triunfo de Macri en la provincia de Córdoba—, Gerardo Morales —principal alfil de apoyatura en las políticas aplicadas del endeudamiento y el primero en aplicar presión y persecución de líderes sociales, como Milagro Sala, cosa que luego Macri amplió— y el diputado cordobés Mario Negri, que en todo momento mostraba una sonrisa sarcástica y mensajeaba mediante whatssap, todo lo que acontecía en el recinto de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación.
Hubo otros, pero la transmisión oficial sólo enfocó las miradas de estos funcionarios públicos, que son los principales responsables, junto a Mauricio Macri y todo su gabinete de ceos, de todo el saqueo que se dio en la República Argentina, donde no hay que olvidar al ex gobernador mendocino Alfredo Cornejo, hoy diputado nacional.
Estos sujetos negativos recibieron en directo la punzante dialéctica presidencial, donde ya ven que de a poco se les irá licuando el poder, que aplicaron con vehemencia fachista en sus provincias, principalmente el jujeño Gerardo Morales.
Tanto Schiaretti, como Morales y Negri salieron rápidamente del Congreso evitando en todo momento dar explicaciones sobre las acusaciones subliminales que dirigió Fernández sobre sus gestiones, en pleno apogeo del macrismo.
“Estos tratarán de sobrevivir como puedan en sus provincias, pero saben internamente que se van para no volver más a la política, pero antes deberán dar explicaciones a la Justicia. En ello debe estar atenta la nueva dirigencia de provincias como Córdoba, Jujuy y Mendoza para que éstos no huyan de todo lo malo e ilegal que hicieron en sus feudos provinciales”, nos dijo un periodista de un medio colega luego del discurso presidencial.
