GOBIERNO LENTO: con la creación de la Agencia Nacional de Alimentos, la inflación bajaría de cuajo sin necesidad de tantos acuerdos de precios y controles

No hay voluntad política para la implementación de ANA en todo el país. (Foto: revista InterNos).

BUENOS AIRES (Especial-EL SOL ABC). La idea nació como muy buena. Nos referimos a la creación de la Agencia Nacional de Alimentos, donde el Estado manejaría y a la par trabajaría con los almacenes de cercanía o pequeños mercaditos, con sólo articular una red de nacional de proveedores de productores de alimentos, de terceras marcas o sin conocimiento del público consumidor. Pero luego escuchando al presidente Alberto Fernández, cuando tuvo entrevista en la TV Pública, en Desiguales, le preguntaron sobre la Agencia Nacional de Alimentos: “Sí sé que hay algún proyecto, pero a mí no me llegó nada”.

En ese sentido, también el secretario Feletti se refirió a lo mismo, cuando lo entrevistó la semana pasada Gustavo Sylvestre para Minuto Uno, y dijo: “Hay varios proyectos, pero estamos ahora abocados en los acuerdos de precios”. Lo que demuestra que el Gobierno nacional no le da importancia a una herramienta de un poder excepcional para bajar los precios sin tanta discusión y debate.

De acuerdo a lo que dicen los expertos en la materia: “Si el Estado interviene como gestor principal en la creación de una Agencia Nacional de Alimentos, no es que el Estado esté pensando en fabricar alimentos, ese es el error que cometen muchos, unos a sabiendas y otros por desconocimiento. La idea es que el Estado con todas las herramientas que brinda internet, coordine desde ANA en todas las provincias una red de productores hortícolas y de alimentos, en todos los rubros, con una inscripción en una base de datos de todos ellos, con los incentivos de menores impuestos, subsidios, marketing y cadena de centros de venta. Casi sería, directamente desde el productor al cliente, sin muchos intermediarios. Eso abarataría sobremanera los precios, tendrían estabilización y se regirían por precios manejados por el Estado, con márgenes adecuados de ganancias. Pero lo principal, que sería un marco natural de regulación precios en todo sentido”, dicen los que saben.

 

Pequeño proyecto

ANA debe manifestarse para evitar tanto desgaste de los funcionarios con reuniones y reuniones con sujetos que nos les interesa ninguna solución de los problemas de los argentinos y representan intereses foráneos, que están en franca y despiadada lucha por imponer su metodología política e ideológica. Eso qué duda cabe. Ya se han probado de mil maneras los “Precios Cuidados”, entonces el Gobierno debe plantearse salirse por fuera de lo que ha fracasado.

ANA debe ser manejado por el Ministerio de Acción Social, porque se ha visto que en los ministerios de Economía y de Producción hay una especie de boicot a este tipo de proyectos, porque en sí están en defensa de los grandes holdings de alimentos, que son los que los perjudican directamente. Vaya paradoja.

Está visto que la mayoría de los argentinos quiere que “el sueldo les sirva para poder comprar y ahorrar, no les interesa las marcas  —ese es un grupo muy reducido—, por ello les conviene las terceras marcas, que pueden nacer de pymes y mini pymes provinciales, que ayudarían en el menor tiempo posible a bajar los precios, ya que la gran mas de asalariados se volcaría a adquirir sus alimentos en estos centros de venta”.

 

Centros de venta

Desde el Ministerio de Acción Social de la Nación debe coordinarse con centros vecinales, gremios provinciales, organizaciones sociales y particulares que tengan infraestructura para realizar las ventas al público consumidor. Desde manera también se van creando nuevos puestos de trabajo y pagando al fisco dentro de una nueva categoría que se debe encuadrar dentro de la “economía social”.

Sin necesidad de tanta logística y con la coordinación desde los entes nombrados, se puede articular un gran polo de desarrollo regulador de precios. Lo que conllevaría a que las grandes cadenas monopólicas tengan que bajar sus precios automáticamente sin necesidad de tener inspectores en la calle y que cada mes se tenga que estar en reuniones poco beneficiosas para el público consumidor.

Como ejemplo, ya varios municipios lo van implementando y existe una provincia como Formosa que ha logrado la “soberanía alimentaria” en beneficio exclusivo de la población de esta provincia del Norte Grande.

Estamos en esta encrucijada donde la derecha neoliberal presiona para volver al poder, por lo que se necesita sólo voluntad política para lograr lo que quiere la mayoría del pueblo argentino.