Falta de sentido común: HOY TORRES PARECE HÉROE, PERO FUE UNO DE LOS TANTOS QUE DESPOTRICÓ CONTRA EL PROYECTO DE UNIDAD NACIONAL DE MASSA

Ahora Torres se queja de Milei, si él junto a Bullrich salieron a festejar la llegada del mechudo desquiciado cuando se le ganó en el balotaje a Sergio Massa. Es Torres el culpable de sus propios males y de todos los chubutenses, que no deben dejarse engañar más. (Foto: Infobae).

Lo que nos sucede no es fruto de que vino un extraterrestre. Ni que las fuerzas naturales hayan jugado en contra de la propuesta de un gobierno que llegó a fines de 2019, luego del desastroso y corrupto régimen de Mauricio Macri, para cambiarle la vida a los argentinos. Claro, que hay que hacer una salvedad que muchos olvidan: tuvo que gestionar en medio de una pandemia mundial y el comienzo de una guerra en Ucrania, que desajustó los precios internacionales de los commodities (trigo, avena, soja y maíz). Hoy estamos sumidos en una crisis de imprevisibles consecuencias, sin guerra ni pandemia. Pero al Gobierno de Alberto Fernández se le tiene que criticar la falta de coraje político para hacer las cosas que los tiempos ameritaban: sacarse el corsé del FMI con una fuerte quita de la deuda (por lo menos el 50 %) y los plazos los tendría que haber impuesto la Argentina. Pero nos sobó el lomo con que “estamos haciendo el mejor arreglo posible y estiramos los plazos para comenzar a pagar recién a partir del 2027”, pero resulta que la realidad era otra cosa: los plazos no eran los que decía Martín Guzmán ni los intereses eran bajos. Eso llevó a que ese Gobierno quedara casi atado de pies y manos. Y la decisión de ponerlo a Massa recién llegó “en los últimos 10’ del partido”, cuando el plan de la embajada y del Departamento de Estado de EE.UU. junto a la de sus alcahuetes estaba teniendo éxito: una inflación muy alta y que por otros factores externos era difícil de bajar.

Pero no debemos olvidar que Massa planteó en su campaña redoblar esfuerzos para “crear un gobierno de unidad nacional, haciendo foco en que todos los espacios políticos tendrían funciones en el nuevo gobierno”, a lo que debíamos agregar que “que el Gasoducto PNK ya estaría en pleno desarrollo para cambiar la matriz productiva de la Argentina”, pasando de ser un país comprador a un país exportador, principalmente a Brasil y luego a la misma Bolivia. Fue allí que aparecieron los falsos profetas como Torres, Bullrich, Cornejo, Larreta, Llaryora, Schiaretti, Poggi, Valdés, Zdero, y otros que acompañaron disimuladamente como Gustavo Sáenz en Salta, Pullaro en Santa Fe y así muchos otros gobernadores, con el verso del “cambio” justamente cuando el país necesitaba transitar el primer escalón de su verdadero resurgimiento. Y es allí que uno recuerda al ahora gobernador Torres subido en una tribuna del brazo de Patricia Bullrich prometiendo, a diestra y siniestra, “otra Argentina”, luego de ver que Milei venía con la motosierra al hombro por delante.

Entonces, lo que pasa ahora es producto de los egoísmos y falta de sentido común de personas que cuidan sus propios intereses y no les interesa el plano general del país. Porque si fuera de otra manera, “nunca hubiera podido llegar a la presidencia un desquiciado mental como Milei”.

Hoy en realidad, la falta de dinero en las provincias es producto de la falta de ese sentido común y patriótico de gobernadores como Torres, diputados y senadores y votantes, que creyeron “en los argumentos falaces que les venden precisamente los enemigos de la Argentina: Clarín, La Nación, La Nación +, que lo único que les interesa es que “nadie se anime a trabajar en pos de la unión nacional ni en pretender menos poner en el camino del crecimiento al país”. La idea central es “hacer negocios con el país, esquilmar sus recursos a bajo precio y someternos a todos culturalmente”.

Por eso Torres como los demás, salvo honrosas excepciones como Insfrán en Formosa, Zamora en Santiago del Estero y Kicillof en Buenos Aires, son culpables de lo que les pase a los ciudadanos de sus provincias.