FALSA DEMOCRACIA: vivimos en una “matrix” impuesta a fuerza de guerras y mucha propaganda como literatura, que al final somos unos simples robots

Somos parte de una matrix que nos sumerge cada vez más para que no nos liberemos. (Foto: El Sol Digital).

PARÍS, Francia (Especial para EL SOL ABC- Por Morgana Phillipe Deroy). Hoy gracias a los últimos sucesos lo estamos viendo mucho más claramente. Pareciera que Ucrania es un país libre, soberano e independiente, con la elección a tiros ganada en 2014 por Volodymir Zelensky, pero ahora se ve “la inutilidad de un personaje creado por la TV ucraniana y elemento útil utilizado por los creadores de la ‘matrix occidental y cristiana’, que ha llevado innecesariamente a la guerra a un pueblo que fue mentido por la azarosa campaña de que el malo es el ‘oso ruso’ y ellos son los buenos de la película”, según conceptos muchos analistas locales, que entre los humos de sus cigarros y en los cafés parisinos lo comentan a hurtadillas, porque no quieren que sus amigos ‘occidentalistas’ los marginen luego.

Y así vemos a esa ‘democracia’ londinense, que tiene aprisionados a países como Gales, Escocia e Irlanda bajo la promesa de fuego e invasión si pretende salirse del conjunto que maneja la Corona de doña Isabel Windsor, y de otros 54 países como Nueva Zelanda, Australia, Bahamas, Granada, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tuvalu, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Belice, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves, etc. Además de territorios anexados a fuerza de balas e hipocresía como las Islas Malvinas que pertenecen a la República Argentina, en el Atlántico Sur; y las Mauricio en el Océano Índico, estamos ante la presencia de una elite dominante que poco “le interesa la democracia, sino sus intereses comerciales y pecuniarios y su propiedad sobre la tierra que guarda riquezas para que los Windsor y sus lacayos vivan ‘como reyes’. Mientras todo el mundo es abatido por la propaganda de que los reyes británicos son buenitos y que les hacen bien a los miles de desocupados y a los marginados de las ciudades y pueblos británicos, que se suicidan en las calles o mueren saturados de drogas porque no pueden soportar esa ‘democracia’ a las luces del mundo occidental”.

Mientras al otro lado, los lacayos de la Corona británica, hacen y deshacen con sus cuadros de espías, que se vigilan unos a otros como la CIA, la DEA, el FBI, NSA, tratando de no salirse del esquema planteado por Wall Street o la Reserva Federal (la imprenta más grande del mundo) y son los soldados obedientes para invadir países y meterles presión, para nazcan los Zelensky como rabanitos en una huerta, para así luego armar unas elecciones programadas, donde siempre gana el elegido por ellos. Todo lo demás, es el Diablo, comunismo, violadores, dictadores, oligarcas, narcotraficantes, etc. Claro, todo ello bajo de “la democracia más recta y precisa del mundo, donde los candidatos de ambos partidos pasan por el tamiz de control de los dueños de esas elites que tienen personeros como los Rothschild, Morgan, Summers, Rockefeller, Dupont, para de allí pasar a ser sus títeres”. Sino por qué no le preguntan a Donald Trump, que fue el niño mimado por un tiempo, pero que cuando “salió de las esferas de sus órdenes le bajaron el pulgar para que no pudiera reelegirse”. Se aguantaron de asesinarlo como a Kennedy. Pero fue Trump quien puso más en evidencia la falsa democracia que se vive en EE.UU.

Y lo mismo pasa en todos los otros países, donde esa “democracia” está subordinada a lo que digan los poderes ocultos y que son los que ganan más territorios. Por ello esto es lo que se debe enseñar en las universidades y no lo que dicen los viejos textos anquilosados, escritos por los lacayos de la elite occidental.

 

Un desglose de Ekai

Desde el Centro de Investigación Ekai Center han lanzado un análisis al respecto de lo que escribo, expresando lo siguiente:

  1. A la hora de analizar la efectividad de la aplicación del concepto de democracia, es imprescindible tener en cuenta la habitual confusión que en nuestro entorno se produce entre “democracia” y “derechos civiles” o “respeto a los derechos humanos”.
  2. Si tradicionalmente se ha pensado que ambos conceptos estaban unidos de forma muy directa, la práctica nos ha demostrado que esto no es así.
  3. Mientras que es evidente que Occidente en su conjunto ha conseguido importantes avances en las libertades civiles, la efectividad de la democracia necesita un examen diferenciado.
  4. Democracia no quiere decir otra cosa que “gobierno del pueblo”. Y esto no son las libertades civiles. Los derechos civiles y humanos pueden ser plenamente respetados y, sin embargo, las estructuras políticas estar claramente controladas por una élite corporativa u oligárquica. Esto es, ni más ni menos, lo que sucede en Europa y Estados Unidos. La explicación radica en que esa élite corporativa no sólo influye a través de distintas vías sobre los gobiernos, la clase política y los partidos políticos, sino que, a través del control de los medios de comunicación, controla la opinión pública, la cultura y la ideología dominantes, asegurándose de que sean finalmente éstas las que se reflejen en los resultados electorales.
  5. Esta dinámica es la que explica el sometimiento ciego de nuestra clase política a los intereses, los valores y la cultura de la élite corporativa. Y también su pasividad y complicidad con la acelerada decadencia social, económica y política de Europa.
  6. Ya sabemos que la profundización de la democracia es una prioridad para la socialdemocracia, como consecuencia de su propia lógica interna. Sin embargo, es importante ser realistas al respecto. Es evidente que Europa necesita urgentemente adoptar medidas de reforma estructural que aseguren su liberación del poder aplastante de esta élite corporativa. Pero también es cierto que una vez descabalgada del poder esta oligarquía que viene dominando Europa, pueden surgir fácilmente otro tipo de grupos de interés que –de una u otra forma- intenten controlar las estructuras políticas.
  7. Esta reflexión nos lleva necesariamente a la constatación de la enorme dificultad –incluso teórica- de la efectividad de la democracia en territorios con grandes colectivos de personas. Y esto sucede en el ámbito político, en el asociativo e incluso en el empresarial. Los gestores de organizaciones saben perfectamente que, cuanto mayor es un colectivo de ciudadanos, de socios o de accionistas, más difícil es articular coherentemente la defensa de sus intereses y más fácil es de manipular.
  8. Esto no quiere decir que no se pueda avanzar progresivamente hacia formas de gobierno más democráticas, pero siempre siendo prudentes a la hora de catalogar los países en democráticos y no democráticos. Muy especialmente si intentamos situar entre los primeros a estados como los occidentales, que llevan generaciones en proceso de autodestrucción como consecuencia de su sometimiento a una élite oligárquica depredadora.
  9. De forma muy especial, los movimientos que –como la socialdemocracia- pretenden defender los intereses generales (o los de la gran mayoría compuesta por los trabajadores asalariados) están claramente comprometidos con la profundización de la democracia. Podemos decir, en este sentido, que la democracia es un camino, es un proyecto, aunque no sea una realidad en el momento actual. Como los derechos civiles, la democracia debe ser una aspiración constante de las sociedades avanzadas, a pesar de que la realidad nos demuestre de forma rotunda que estamos muy lejos de ella.
  10. Es importante no engañarnos al respecto. Dar por sentado erróneamente que vivimos en un sistema democrático nos aleja de este objetivo básico de luchar por los avances democráticos. Es exactamente lo contrario de lo que la socialdemocracia debe defender.