CHARLIE BOY: ahora se entiende por qué la reina Isabel no abdicó antes

Muy cansado y de muy mal talante, Carlos III pasó el protocolo por las exequias de su madre. Dicen que pronto abdicará en favor de su hijo Guillermo (Foto: Clarín)

LONDRES, Inglaterra (Especial para EL SOL ABC-Por Nathaly Fonseca Da Graca *). Verlo al viejo Charlie trastabillando luego de sus primeros pasos solo, es una muestra cabal de por qué la reina Isabel no abdicó unos 20 años antes, por lo menos.

A pesar que los acólitos del ahora rey sin mucho brillo, siguen hablando “maravillas” del muy viejo Carlos hay ruidos en cercanías del palacio de Buckingham que pueden comenzar a desestabilizarlo. Ya desde Australia piden consulta popular para dejar atrás el anacrónico laurel de la monarquía. “A título de qué”, se preguntan los australianos en un mayor porcentaje. Porque ahora es más lo que pone Australia que lo que recibe de la corona británica. Una pompa sin sentido. Y es mucho más peligroso, cuando el mundo está tomando otra dinámica, bajo otras hegemonías, donde quedarse pegado con la vieja Europa, que nada en contra de la corriente y amarrada a los tirones por el establishment estadounidense, va a ser harto negativo y contraproducente para la economía del país de los canguros.

El viejo Carlos ha dado algunos pasos solo y se lo ha visto trastabillante, sin el sesgo monárquico que se esperaba de él. Muy irritado por el fuerte protocolo que debía cumplir por las exequias de su madre, lo puso con los pelos de punta. Y allí demostró que nunca estuvo preparado para ser rey. Acostumbrado a los viajes, a sus retiros amorosos junto a su ahora esposa, con quien engañó por años a la dulce Lady Di, y a sus días de ocio en el palacio de Balmoral (Escocia). Donde sólo salía a cobrar la renta de las tierras de la corona, que la misma arrienda a los campesinos escoceses, que pagan felices y haciéndoles honores al ex príncipe y su corte de asesores. Todos vestidos con los trajes tradicionales de la falda escocesa, borcegos y medias largas, con el acompañamiento de una banda de gaitas. Dicen que los pueblerinos pagan así sus “tradiciones”.

Pero hay mucho revuelo en el entorno del rey Carlos III: todos están preocupados, más los que aman y viven de la nobleza británica, porque el nuevo dueño de todo, es poco afecto al trabajo y al rigor de la rutina diaria del protocolo palaciego. Muchos dudan que dure más de dos años en el trono y que pronto abdique en favor del príncipe Guillermo, su primogénito con Diana Spencer. El cual sí tiene juventud y, además, mucho arraigo dentro de la población británica, que pide a gritos el aggiornamiento de la corona, que es una vieja institución británica, que con los cambios de escenarios y de los nuevos imperios que se vienen, va a quedar a contramano de la Historia. Muchos dicen que, aunque no lo quieran los británicos, que la misma dinámica comercial, industrial y social que vive el mundo en la actualidad hará que la corona pase a ser un modo de vida de sólo un puñado de aristócratas y burgueses que van a tener que comenzar a trabajar en serio.

(*) periodista portuguesa free-lance, colaboradora 
de distintos medios web, especialmente de Prensa 
Libre de Europa.