LA CAÍDA DE GUZMÁN: su plan podría haber tenido éxito en el largo plazo, pero hoy se necesita un ministro de Economía, que podría ser Jorge Capitanich, con conocimientos y caudal político

Jorge Capitanich, gobernador de Chaco, es el economista adecuado para este tiempo de zozobras. La tiene muy clara. Sólo hace falta leer sus discursos. (Foto: La Voz).

BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Servando Sanmartín). La idea del renunciante Martín Guzmán de “ir bajando las expectativas de la inflación, manejando el control de las variables económicas que son la base del movimiento de la macroeconomía y en parte de la microeconomía” es un plan que puede dar sus frutos en el largo plazo. Pero lo que necesita el país, es el hoy, es el ahora, porque los que dejan de tomar leche, de comer regularmente bien, son niños que están en edad escolar, en zonas de clases medias bajas, en la que está el 40 % de la población, de todas las ciudades del país. Eso equivale unas 20 millones de personas aproximadamente”. Y allí está el quid de su renuncia.

Su mirada siempre estuvo enfocada en la macroeconomía y no tanto en la micro. Y allí estuvo su mayor defecto. Y así escuchándole a Cristina decir que “Melconián piensa igual que Guzmán”, fue un uppercout al hígado, que no soportó el golpe y tuvo que presentar su renuncia en medio de un acto que hasta ese momento venía siendo aprobado por la mayoría de los peronistas. Claro, que esa renuncia estaba ya redactada e iba a ser presentada en la semana y quizás, un poco más adelante, pero más ordenada. Pero no pudo soportar la comparación.

 

Capitanich, es el hombre indicado

El presidente Alberto Fernández tiene la posibilidad de enderezar el gobierno buscando dentro del peronismo, una persona con presencia sólida y con mucha sapiencia en temas económicos. Y esa persona, justo para este tiempo, es el actual gobernador de Chaco, el Lic. Jorge Capitanich. Además de tener el título de contador público nacional, realizó un posgrado en Ciencias de la Administración en la universidad de Belgrano, además de haber logrado una maestría en Economía y Ciencias Políticas en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE). A lo que agrega, un elemento importante para estos tiempos, es el caudal político que posee, que ha dado reiteradas muestras como gobernador, como diputado nacional, como intendente, como jefe de Gabinete de Ministros y, además, del currículo, son los hechos y obras que viene realizando en favor de su provincia y, por ende, del país todo.

 

Nadie puede dar en la tecla, ¿por qué?

Si bien existe una “inflación inercial” (que viene de modo agregado), es el contexto internacional el que influye en gran medida en algunos puntos de suma a la inflación final mensual, no es menos cierto que un ataque fuerte decidido sería “un congelamiento de precios por decreto, adosado de un plan económico de estabilización de precios  –al que se opuso siempre Guzmán, y allí estuvo su principal error— que podría, a modo de prueba por el espacio de 120 días, a comenzar a dar sus frutos. Por supuesto, en paralelo, los controles a las importaciones y exportaciones por parte del Estado, el control del flujo de divisas por parte del Banco Central y fuerte control de AFIP y Aduana en los puertos de exportación de granos. Ese sería el Plan A.

A Sergio Massa, dicen, le ofrecieron anoche el cargo de Guzmán. No contestó, sólo que dijo que sea Máximo Kirchner, o en su defecto su pase a Economía y el líder de la Cámpora como nuevo jefe de Gabinete. (Foto: Página 12).

Todo proceso político necesita de alternativas  –y eso lo tiene muy claro el actual gobernador Axel Kicillof, que podría ser el ministro de Economía ideal, pero es imposible que deje la gobernación por el peso de Buenos Aires— y es así que soslayo, de manera experimental, un Plan B, que podría indicarse, bajo sesudos estudios, de cuáles son las rubros qué más inciden en la inflación para comenzar a “acordar”, sin quitarle oxígeno al movimiento de bienes y servicios, como de mercaderías, “una inflación gradual que no supere el 1 % mensual”. Si utilizamos el gradualismo para manejar el tipo de cambio con el dólar, por qué no “acordar” una “inflación gradualista”, acordada por todos los sectores y agentes económicos, por la crisis mundial que se avecina. Eso no la está viendo nadie.