SALTA (Especial para EL SOL ABC). Una historia digna de contar es lo que le sucede a la familia formada por Adriana Beramendi y Gabriel Ulises, ambos de 25 años, que hace poco más de un año tuvieron la llegada de cuatro hermosos bebés en medio de la pandemia. Ella en Buenos Aires y él en Salvador Mazza, desde donde son originarios, tuvieron a los 4 niños en el hospital Sardá de la Ciudad de Buenos Aires.
El diario Contexto de Tucumán lo informó así: “A los 24 años, un mes antes de quedar embarazada, Adriana se enteró de que tenía lupus. Ese diagnóstico se sumó a los de trombofilia y púrpura, enfermedades que le detectaron cuando tenía 14. Con todas las precauciones por lo delicada de su salud la joven llegó junto a su mamá a Buenos Aires el 16 de marzo de 2020 para hacer unos trámites que, se suponía no iban a llevarle más de 48 horas.
’’Habían viajado en micro desde Salvador Mazza para buscar su partida de nacimiento, con la que podría renovar su DNI, un requisito indispensable que pedían en el hospital local para el día del parto.
’’El decreto presidencial del Aislamiento Preventivo y Obligatorio (ASPO) y una complicación en su salud, la obligaron a quedarse varada en Buenos Aires, alejada del papá de sus hijos Gabriel, por tiempo indeterminado”.
Así con la panza enorme y con la ayuda de su madre se internó en el hospital Sardá, donde reconoce, “me salvaron la vida y la de los nenes, por lo que estoy agradecida con esos profesionales enormes”.
Hoy, ya juntos y otra vez en su hogar de Salvador Mazza, “pero sin poder darles el alimento necesario, que es muy caro, porque Gabriel hace changas en lo que agarra, pero que ahora por la situación de crisis que vive todo el mundo, no puede acceder a un trabajo digno y duradero. Y yo por mis enfermedades, y porque los niños demandan atención las 24 horas, no puedo salir a trabajar, por ello pedimos ayuda al Gobierno nacional y al provincial para que podamos solventar la manutención de los bebés, hasta que yo pueda trabajar también, por lo menos”, dijo a Contexto una mamá que por ratos tiene mucha alegría y agradecimiento por los bebés, pero por otra mira la realidad y su cara se pone triste.
Fuente: Contexto
