LOS BLAQUIER: historia que no termina nunca y que es un eslabón reciente de Jujuy

Las mujeres del clan son las que ahora sostienen a esta familia tradicional argentina y que su creador tiene acusaciones pendientes con la Justicia. En Jujuy todavía lo esperan. (Foto: Libro de Soledad Ferrari).

LIBERTADOR GRAL. SAN MARTÍN, Jujuy (Especial-EL SOL ABC). Existe un libro, que para este tiempo de cuarentena es un buen pasatiempo para desentrañar todos los caminos que llevaron a la formación de los Blaquier, especialmente la rama propietaria del ingenio Ledesma. Todos sus traumas, locuras y miserias, que los muestra como cualquier vecino de barrio; nada más que con más dinero. Pero hoy saben que por más dinero que tengan el coronavirus es el “emparejador”, que casualmente ataca a “los poderosos de las clases altas” en primer lugar y que por más dinero que se tenga, su mismo “poder” los hace tan fáciles de infectar porque el dinero les hace creer que “son libres” y que “pueden moverse por donde ellos quieran”.

En ello ha indagado en profundidad la escritora Soledad Ferrari, cercana a la familia, quien escribió una especie de biografía de los Blaquier, con el título “Las Blaquier: las rebeldes de la clase alta argentina”, que describe con pelos y señales, de cómo se llegó a modelar lo que hoy es el holding Ledesma. Claro que utiliza a las damas de la familia para describir las internas y algunos datos jugosos que extractamos.

“ ‘Este Carlos está medio loco, pero qué bien que me cae’, le decía Herminio a Nelly, cada vez que los visitaba.

’’Por aquel entonces, Carlos era un joven con buen pasar. Había cobrado una herencia familiar de los Álzaga, trabajaba cosiendo expedientes en Tribunales y tenía un porcentaje de las ganancias de La Biznaga, el campo comprado por su abuela  Virginia Álzaga  –a fines de 1800–, que al día de hoy cuenta con 5.700 hectáreas. Con sus ingresos podría mantener a Nelly, pero el estudiante de Derecho iba por más.  Planeaba dejar su huella en el mundo, tener una familia numerosa y convertirse en una persona influyente para la sociedad. No en vano había egresado del Instituto Superior de Filosofía. Con el tiempo se recibiría de doctor de Derecho y Ciencias Sociales y obtendría varias condecoraciones”, dice una parte del texto.

Pero es bueno recalar en el Capítulo I, con el título “Amores que salvan”, que en su primera parte revela el plan de Carlos Pedro Tadeo.

“_Papá si me seguís bochando candidatos, ¡me voy a quedar soltera! –le decía al borde de la indignación, Nelly a Herminio cada vez que él le daba el veredicto sobre algunos de sus novios.

_ Estás para mucho más, querida. No desesperes. Ya te voy a encontrar alguno que valga la pena –le devolvía  su padre.

’’Cuando Carlos Pedro Tadeo Blaquier Estrugamou apareció en su vida, supo que era el hombre que tanto había esperado, el que su padre aprobaría. El flechazo se produjo en uno de los eventos más exclusivos de Buenos Aires.

’’Un amigo en común había organizado una cena y Nelly era una de las invitadas especiales. Carlos Pedro la había visto de lejos en una gala y se propuso conocerla. No le importó que le dijeran que era caprichosa y que tenía ‘mal carácter’.  ‘A ésta la calmo yo”, le aseguró a un amigo. Le parecía una bella mujer, pero algo más fuerte lo atraía. Sabía que detrás de Nelly  había una gran empresa y un padre muy severo, al que tendría que agradar.

’’Conquistarlos se transformó en todo un desafío.

’’La joven Nelly no tardó en fascinarse con el flamante abogado. ‘Es inteligente, divertido y tiene apellido francés’, les aseguraba a sus amigas.

’’Carlos Pedro era el mayor de seis hermanos y el hijo de María Esther Estrugamou y Carlos Blaquier Álzaga, un ingeniero agrónomo que administraba campos familiares. Vivían en el Palacio Estrugamou, sobre la calle Esmeralda. Pero Carlitos, el futuro suegro no era un millonario como se había indagado. Esthercita, de origen vasco, tampoco era de una familia de alta alcurnia. Pasado el primer desencanto, Nelly decidió seguir adelante con la relación. Carlos Pedro le parecía un hombre brillante y le daba seguridad. No lo podía negar, estaba enamorada. Ya conocía a sus suegros y a sus cuñados, todos habían quedado encantados con ella. Carlos Pedro le llenaba de elogios y demostraba ser un verdadero caballero. Sabía aplacarla cuando se ponía de mal humor  –bastante común en Nelly— y la acompañaba a los eventos donde debía asistir  en calidad de heredera de Ledesma, el ingenio azucarero de su padre. No habían llegado a los seis meses de noviazgo y Carlos Pedro ya soñaba con casarse. Al menos, como novio tenía la aprobación de su suegro, figura central para que el matrimonio llegara a concretarse. En poco tiempo se había convertido en el hombre de confianza de los Arrieta y en el gran protector de Nelly”.

 

Luego del matrimonio

También la escritora indaga un poco cómo fue el matrimonio y las razones de su separación. “Durante varias décadas hicieron lo humanamente posible para no desarmar la familia que habían constituido. Pero, con los años, la relación comenzó a desgastarse y las discusiones era un tema de todos los días. Nelly intentaba mostrarse más tolerante. Pero Carlos se mostraba cada vez más lejos de ella. Incluso la familia de él  comenzó a notar que no era el mismo de siempre. ‘Estaba cada vez más snob, ostentoso, y todo el mundo lo adulaba. Se transformó en un tipo insoportable. En cambio, Nelly siempre mantuvo su calidez. Su hijos son lo que son gracias a ella’, dijo una amiga del empresario”, expresa otra parte del texto del mencionado libro.

Y acá Ferrari pone su pluma, para deschavar el verdadero punto de quiebre del empresario, que hoy radica en EE.UU., por huir de la Justicia y a la que evade por el caso “Noche del Apagón”, donde una sola vez se presentó a indagatoria en un Tribunal Federal de San Salvador de Jujuy, capital de la provincia de Jujuy: “Carlos Pedro habría encontrado en una de las secretarias de Ledesma un espacio de contención y compañerismo. No era un secreto ni que algo que Nelly desconociera. Para oficializar la separación y la relación entre Carlos Pedro y su nuevo amor, hicieron falta varias décadas.

Nelly se quedó con todo como quería don Herminio. Es la que mantiene a la familia unida. Sí aquella niña que correteaba en la sala de Calilegua y que chupaba sus dulces naranjas. La “tontera” de la “aristocracia” la hizo abandonar su Jujuy natal. (Foto: Album familiar Blaquier).
El casco principal de la estancia La Concepción, en la provincia de Buenos Aires, perteneciente a la familia Blaquier. (Foto: Album familia Blaquier).

’’Se trataba de Cristina Khallouf, una joven tucumana proveniente de familia de clase media baja que había comenzado a trabajar en las oficinas del ingenio en Buenos Aires. Sus amigos la llamaban ‘La Turca’. Cuando quedó seleccionada para el puesto de secretaria en Ledesma, sintió que tocaba el cielo con las manos. Tendría sueldo fijo, aportes jubilatorios, y la posibilidad de ayudar a su familia en Tucumán. El progreso, por fin, sería una realidad”.

Finalmente, en nuestra reseña, rescatamos que “La Turca” pasa a ser el centro de atención del hombre que hizo del pequeño ingenio azucarero uno de los más grandes holdings de la Argentina, que no sólo se dedica al azúcar, sino a otros rubros alimenticios, como industriales, con sedes en distintas provincias, pero principalmente en la provincia de Buenos Aires. Le regaló casas, departamentos, autos, joyas, cuentas bancarias, viajes. Hoy no se sabe si sigue con “Tadeo” como ella le gustaba llamarlo en la intimidad. Bueno “Tadeo” hoy es un hombre muy viejo, pero que no quiere morir y le teme al coronavirus. Justo cuando EE.UU. tiene el mayor número de infectados en el mundo. Toda una paradoja, se fue “para cuidarse” pero hoy está más expuesto que nunca. ¿O será la justicia esa mano invisible que alguna vez te llega?