JODIDOS PERO CONTENTOS: dicen que mis compadres bagayeros no tienen vida sexual activa porque no se les para el trabajo

Siete horas de trabajo duro tienen todos los días en la frontera con Bolivia los changos bagayeros. (Foto: EL SOL ABC).

AGUAS BLANCAS, Salta (Especial para EL SOL ABC). Casi de sopetón el Dire me ha mandao los pasajes pa’ que lo acompañe a último momento a la frontera, en un “viaje de investigación”, me dice al tubo. Así que le digo a la Juani que me prepare el atavío que tenga a mano, especialmente ese pa’ pasar desapercibío ante los verde oliva.

El calor es sofocante. Por toditos lados anuncian tormentas y más tormentas, que caen en todos lados menos en donde estoy yo. Así que luego de una picanteada con el Dire, nos separamos para cada uno hacer la tarea encomendada.

Yo por mi parte me’i centrao en esos changos lomudos –cuimba–, que uno los ve y andan a las corretiadas, parecen el “Expreso del Oriente” –llevan de todo y a una velocidà regulada— y durante 7 horas aproximadamente van y vienen, desde pasos santigüaos por los gorriaos verdes. Y así me detengo, haciéndome el amigo, en un lugar de un árbol añoso, donde a su sombra los changos descansan e intercambian pareceres sobre el sacrificao trabajo.

Y así entre bromas y chanzas, le digo a uno: _ “Che cumpa, cuántos años tenís”. Y me responde al toque: _ ¿Qué te gusto? Jajaja –se ríe, mientras muestra que le faltan algunos elementos al comedor. Pa’ no entrar en polémica, le cuento que estoy haciendo estadísticas pa’ una revista de Capital.

Bueno, ahí cierra la boquita y se pone serio el chango: _En realidá tengo 39 años. ¿Y de qué se trata eso?

Allí le explico que “viéndoles trabajar me parece que es muy sacrificao lo suyo y que están arriesgando mucho”. A lo que me dice: _ ¿Por qué?

Allí les digo lo que pienso, con respecto a su tarea: “Miren muchachos. Yo no les doy más de cinco años a full. A ese ritmo la columna se va desgastando una enormidad y es la función clave para el sexo”. Todos me miran como “vaca a la que le pitiau el tren”. Mientras uno de ellos se sincera y me dice: _Y si me doy cuenta a dónde apunta su investigación. Lamentablemente, acá no hay muchas fuentes laborales. Así que hay que apechugar cómo sea el presupuesto de un hogar. Y sí, muchos de nosotros no piensan en el sexo, porque a veces las necesidades pesan más. Pero de vez en cuando nos las rebuscamos. No todo es como lo pintandice el sudado muchacho.

Sobre la marcha le digo: _ ¿Como dicen que los bagayeros son más las gorriaos del mundo?

Otro ha saltao, como kun-fu en torneo mundial: _Jaja, no es pa’ tanto. Ta’bien que a alguno no se le pare por el cansancio, pero no todos los días… y las gorriadas tienen que ver con cuestiones más espinosas, que no tiene nada que ver con el bagayeo –me dejó mudo como en concierto de L-Gante con la Tini.

Mientras tanto, uno de los changos tiene una radio donde suena el último de Yakira, que es una de las últimas gorriadas del mundo… del espectáculo.