TURÍN, Italia (Especial para EL SOL ABC-Por Nathaly Fonseca Da Graca *). Esto no tiene nada que ver con un festival de la canción, sino con una patraña armada para mostrarle al mundo, de mala manera, que los popes del poder se mueven como pez en el agua cuando les dan un resquicio para meter sus dedos sucios, en algo que debiera servir para buscar nuevos talentos, nuevas expresiones, otras poesías, otros decires. Una verdadera estafa al intelecto de las personas. Muchas luces, pocas verdades.
Así lo vi a este festival de la canción Eurovisión 2022, teñido de política todo para favorecer al títere de la OTAN y esclavo de la oligarquía ucraniana y británica —porque es el Reino Unido el único interesado con quedarse con el negocio de apropiarse de Ucrania, país que era muy rico antes de la guerra— ese Volodímyr Zelensky, que debiera pagar con cárcel de por vida por haber llevado a Ucrania a una guerra innecesaria, que le venían asegurando los rusos hace ocho años.
Y mirar este bodrio que fue Eurovisión, donde los españoles vibraban “por su Chanel”, una mujercita eléctrica, “pero pretendían ganar con sólo repetir ‘bum, bum’ una ciento de veces, mover el traste en una parodia de regaeaton degradante y muy markiteneado, que no enseña nada”. Debiera haber participado en un concurso de baile y de música electrónica. Y en ello va este desperdicio en que se ha convertido este Eurovisión que directamente es un fraude en pantalla gigante.
Los ganadores
Los verdaderos ganadores, que de alguna manera presentaron “música, estilo, innovación, poesía, mensaje relevante, armonía musical, creatividad, y voces muy afinadas y con contrastes fueron los representantes de Suiza, Armenia, Noruega, Francia y Portugal, en esas posiciones, según pude consultar entre varios colegas asistentes al festival”.
Marius Bear, de Suiza, con ‘Boys Do Cry’, muestra un hermoso mensaje sobre los hombres que pueden llorar, pero además le agregó una tonalidad de voz muy hermosa, que por lejos fue la revelación y tendría que ser el verdadero ganador. A Suiza la estafaron. Claro, que nadie va reclamar.
En ese camino recorre la bella voz de Rosa Linn, representante de Armenia, que además incluyó una presentación con mucho talento. Su canción ‘Snap’ recorre poesía, armonía en búsqueda siempre del amor, que está ahí al chasquido de tus dedos.
Noruega también con una presentación innovadora, algo que no se ve todos los días, con su tecno-rock ‘Give That Wolf a Banana’ que lo interpreta de muy buena orquestación el conjunto “Subwoolfer” tendría que haber estado en el podio.
Francia hizo una demostración de muy buenas voces, con estilo innovador en la presentación, sin tantos gritos, mostrando un acople muy bueno, para decirnos ‘Fulenn’, por el dúo Alvan & Ahez.
Portugal con ‘Saudade, saudade’ cantado por Maro también tendría que haber tenido su reconocimiento, pero no todo estaba dicho de antemano para premiar a los muchachos que apoyan a las milicias neonazis de Azov: con una pobre canción Stefania, que su verdadero nombre por el festival debiera haberse llamado “Stafania”. Vamos mal, muchachos.
(*) Ex periodista de espectáculos de Portugal. Hoy colabora con varios medios internacionales free-lance.
