DÍA DEL ARQUITECTO: la Armada reconoce al Arq. capitán de corbeta Marcelo Martínez, de Tucumán, por su labor profesional

El capitán de corbeta, Arq. Marcelo Martínez, en su oficina de trabajo en Puerto Belgrano. (Foto: Gaceta Marinera).

PUERTO BELGRANO, Buenos Aires (Especial para EL SOL ABC-Gaceta Marinera-Por María Silvina Rosas). Ayer se celebró el Día del Arquitecto en Argentina en recuerdo a la fundación de la Unión Internacional de Arquitectos, el 1° de julio de 1949. En homenaje a los profesionales arquitectos de la Armada y del país, el capitán de corbeta Marcelo Martínez cuenta por qué quiso ser arquitecto, y qué lo llevó a elegir a esta institución cada día.

Su actividad cotidiana se desarrolla en la Oficina Técnica del Departamento Instalaciones Fijas de la centenaria Base Naval Puerto Belgrano, al sur de la provincia de Buenos Aires, donde actualmente se desempeña como jefe de Estudios y Proyectos. Entre sus tareas habituales, relacionadas con la construcción, ampliación y remodelación de los espacios, custodia una gran planoteca, donde se guardan y conservan más de 8 mil planos de la base. “Encontré una gran variedad de trabajo y desafíos en la Armada durante el ejercicio profesional y la oportunidad de concretarlos”, destacó.

De Tucumán partió un día para desarrollar su carrera profesional a la par de la naval: “Recuerdo que quería estar en los buques, hacer ejercicios en el mar y navegar, aunque creo que lo más importante fue lo que mi papá me transmitió casi sin darse cuenta de aquello que significaba la Armada”.

Contó que su papá sirvió como grumete en la época en que la Escuela de Marinería tenía su asiento en la isla Martín García, mucho antes de que él naciera. La formación de su papá, quien ingresó con 15 años a la Marina, modeló una forma de ser para toda la vida: “La educación, el orden, la disciplina, el respeto, la idiosincrasia naval… fueron los valores que mi papá nos transmitió”, expresó Marcelo.

También estuvo cumpliendo labores en la base de las Orcadas. (Foto: Gaceta Marinera).

 

Admiración

Admiraba de su papá la especialidad de electricista y por eso siguió un secundario técnico. En la escuela, descubrió el dibujo técnico y el gusto de confeccionar planos, y decidió orientarse como maestro mayor de obras, lo que lo llevaría a pensar en un futuro como arquitecto.

“No sólo se trataba de una pasión por dibujar a mano los planos, fue entender la importancia del cálculo, la obra, del aspecto artístico y la investigación; y de la infinidad de incumbencias que requiere un arquitecto en su profesión, incluso entender lo que un usuario solicita”, sostuvo.

Así, comenzó la carrera en 1999 y transitando el 2001 le comenzó a preocupar la idea de que estaba llegando al límite de la edad para inscribirse en la Armada y que no tendría otra oportunidad se hacerlo: “Ahora o nunca, me dije”, y habiendo cursado 3 años de arquitectura con éxito, se acercó a la Delegación Naval de su provincia con el deseo de vivir lo que su padre le transmitió.

“Ingresé a la Escuela de Suboficiales de la Armada y fui destinado a la Base Aeronaval Punta Indio como cabo aeronáutico, nada que ver –sonríe–; a los pocos meses un problema de salud con papá me hizo regresar a Tucumán”, rememoró.

Dejó la carrera militar pero no la ilusión de volver algún día. Retomó la facultad, se recibió, y presentó los papeles para ingresar, esta vez como arquitecto, en 2008.

Su primer destino de prácticas fue en Instalaciones Fijas, donde se encuentra hoy, y de allí prestó servicios en la Dirección de Infraestructura en Buenos Aires.

Como marino arquitecto participó en dos campañas antárticas de verano a bordo del transporte ARA “Bahía San Blas”, integrando el Grupo de Reparaciones en las instalaciones de la Base Antártica Orcadas, experiencia que describe como espectacular e inimaginable.

Del continente blanco regresó a Puerto Belgrano. Fue jefe Inspector de Obras de la base, donde emprendió el proyecto de renovación y recambio de acueductos y caños de agua potable, en 2014.

Extraña el clima cálido de su Tucumán natal, a su mamá y hermanos, como las comidas típicas de su provincia, pero confiesa que vestir el uniforme y ser útil a su sociedad superan el desarraigo.

“Toda mi formación fue pública y es una manera de devolver a la sociedad mi agradecimiento; un universitario debe tener compromiso social para construir una sociedad mejor y más justa, como dijo el cirujano René Favaloro. Tengo oportunidades laborales fuera del país, dos de mis hermanos se encuentran viviendo en la Costa del Sol, España, pero elijo seguir aquí porque siento que el trabajo que hago le sirve a la Armada y porque es una forma de vida que me encanta”, explicó.

Marcelo formó una familia con Verónica, oriunda de Salta, con quien tienen a Javier, su hijo de 9 años.

El arquitecto que cumple funciones en Puerto Belgrano, como capitán de corbeta de la Armada. Pasión que le nació por su padre que también fue marino. (Foto: Gaceta Marinera).

 

Una mirada distinta en el quehacer naval  

Marcelo Martínez recuerda nítidamente la sorpresa cuando conoció la Base Naval Puerto Belgrano, “sus edificios son casi esculturas, como sucede con la Capilla Stella Maris, además de ser una obra hermosa”, dijo. Hay construcciones que son parte del Patrimonio Cultural del país, como es el ejemplo de la IV Batería con su Central de Tiro ubicada en la Base de Infantería de Marina Baterías y declarada Monumento Histórico Nacional.

En su habitual rutina, el capitán Martínez se hace tiempo para diseñar proyectos de gran escala, como la construcción de una nueva Escuela Especial, un espacio de Policonsultorios para el Hospital Naval Puerto Belgrano, y un proyecto de urbanismo para modificar entradas y salidas a la Base Naval que mejoren el flujo de los trabajadores que transitan los puestos de ingreso, contó el profesional.

También habló con orgullo de su último y más reciente trabajo, un cinerario, donde se depositan las cenizas de la cremación de fieles en el lugar santo que solían comulgar en vida, en esta oportunidad, en la Parroquia Stella Maris.

Cuando uno recorre la base naval, no deja de sorprenderse por su imponente hotel de estilo inglés, su centenario hospital, el gigantesco Arsenal Naval que alberga; un extenso predio de escuelas y barrios militares, casas y torres legendarias; un cine-teatro, canchas y un estadio de deportes, entre otros. “Los muelles y sus dársenas, construidos a principio de siglo son un ejemplo de la grandeza y modelo de país”, relata el arquitecto Martínez, quien como jefe de Estudios y Proyectos en Instalaciones Fijas visualiza, con entusiasmo, estos grandes proyectos nacionales.

Su gran desafío actual son los muelles. Mientras espera una beca para especializarse en obras navales, participa de la comisión de fundamentación, junto a otros profesionales y disciplinas, del Plan Director de Reparación y Reacondicionamiento de Muelles. “El objetivo es volver al modelo y la grandeza de origen de esta base naval”, resume de este modo, en una frase, la importancia de sus carreras, su dedicación, y la entrega al trabajo y la institución.