BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Ana Argañaraz). Sentarse a mirar a que pase el cadáver fue lo que se vio ayer antes y después del escandaloso como ilegal fallo en contra de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, cuando además lo vician de nulidad cuando “se absuelve al ministro casualmente directo involucrado en la provisión de recursos como autorizaciones para las obras que se dieron en la provincia de Santa Cruz, conocida como ‘causa Vialidad’ “.
Da pena que nuestra sociedad no sepa todavía del mal que se cierne sobre la República, cuando un pequeño grupo mafioso se quiere apropiar de las bases de la misma, para beneficio propio y para mal de aquellos a los que considera sus enemigos. Ya una prueba cabal fue “el intento fallido de magnicidio contra una mujer que sólo ha puesto el lomo por gran parte de los argentinos, que en los 12 años de gobierno del peronismo kirchnerista tuvo la ‘osadía’ de alcanzar los estándares de vida, que jamás hubiese soñado con un gobierno neoliberal y entreguista”. No fue el conjunto, sino voces esporádicas, como tampoco se contempló formar comisiones de trabajo y militancia para luchar en contra de estos enemigos de la Patria, que están bien apiñados en sectores clave de los tres poderes del Estado.
No darnos cuenta de la tremenda gravedad de los hechos y de sus posteriores consecuencias para todos muestra el cinismo en que nos movemos como sociedad, mientras unos festejan el fallo, los otros ateridos por el miedo no se expresan (o quizás estén felices también) y también de alguna manera son cómplices. Y los hay otros que tibiamente se “solidarizan”, pero no muestran “acción” que es lo que pide la sociedad que no tiene los medios ni los instrumentos para las movilizaciones.
Y las mismas mujeres, que, con sentido común, que esta afrenta e ilegalidad manifiestas en contra de la Vicepresidenta “es un crimen solapado contra de una mujer sola y contra de nuestro género”, por lo que deberíamos manifestarnos en todos los ámbitos.
Pero ya lo vimos con Milagro Sala, somos una sociedad cínica y discriminadora. Pero luego no salgan sólo cuando atacan a las de pañuelos verdes o al conjunto LGTB a pedir que la sociedad las escuche.
