MUJER PARAGUAYA PIDE AYUDA DESDE METÁN: huyó de golpizas y prostitución en Asunción, para instalarse en sur salteño, desde donde Justicia le quitó tenencia de sus hijos

Aprovechándose de que Ana no sabe leer ni escribir, hay un especie de manoseo, ya que esta mujer pide solidaridad y ayuda para estar con sus niños. Hay que ponerse en el cuero de ella. Acá pixelada la familia y se ve las diferentes resoluciones sobre este delicado caso. (Foto: Teresita Frías).

SAN JOSÉ DE METÁN, Salta (Especial para EL SOL ABC-Por Teresita Frías). Sigue el drama de una madre paraguaya que primero huyó desde Asunción hasta Buenos Aires junto a sus cuatro niños, pero sin saber escribir ni leer le resultó casi imposible insertarse en ese medio, por lo que con la ayuda de algunas familias pudo recalar en esta ciudad.

Hoy, luego de los contratiempos que tuvo con la Justicia y con la Policía, que le quitaron sus hijos, “porque adujeron que era alcohólica y drogadicta, ella pide ayuda para recuperar a sus hijos y para que le den un trabajo como la gente”.

Luego fue a parar a Rosario de la Frontera. En esa ocasión, el secretario de Acción Social de la Municipalidad de Rosario de la Frontera, José Calderón, brindó una entrevista para un medio, en la que afirmó: “En el refugio hay camas, baños y todas las comodidades para ella y sus hijos, y negarse a ir, de alguna manera esto es vulnerar los derechos de los niños”, sin tener en cuenta que la mujer no quería ir al dispositivo porque necesitaba conseguir un trabajo, ya que la ayuda de ese organismo (como sucede en toda la provincia) es un simple paliativo que no genera una fuente de ingresos genuinas para una mujer en situación de calle con menores de edad para alimentar.

Los profesionales del municipio rosarino no registraron que Ana no sabe leer ni escribir, que fue víctima de un sinfín de violencias y, aun así, sólo optaron por judicializar a sus pequeños, vulnerando los derechos de los menores. Ante esta situación y habiendo transcurrido un año de esa inhumana decisión, Ana se comunicó desesperada con La Otra Voz Digital pidiendo ayuda: “Ya no sé qué más hacer para que la Argentina me devuelva a mis hijos. Yo no sé por qué me los quitaron, me criminalizaron por ser pobre, por no saber leer y por no entender mucho”, cuenta consternada. “Sólo pido que alguien me ayude, hice todo lo que ellos me dijeron para poder estar con mis hijos, pero me mintieron, ahora aún con una orden judicial, me prohíben ver a mis hijos”.

Además, cuenta que actualmente está viviendo de la caridad de un vecino de Rosario de la Frontera y vendiendo escabeches para poder subsistir, en los documentos que exhibe, la jueza Frida Bosernitzan dicta la orden explícita que la mujer tiene que revincularse con los niños y que la Secretaría de la Mujer de Rosario de la Frontera debe hacerse cargo de un alquiler para ella y sus pequeños, pero desde el organismo ignoran  la orden judicial, reteniendo hasta la tarjeta de la AUH, empujando así a la madre a vivir en la calle y alargando los tiempos judiciales para que exista contacto con los menores.

“Si no me dan una respuesta me voy a encadenar en la puerta de tribunales”, asegura Ana, cansada del destrato por parte de los profesionales que trataron su caso. “Pasó un año, en marzo me dijeron que iba a volver a estar con mis hijos, pero no fue así, cuando fui a Metán, la Asesora de Menores Karina Singh me dijo ‘que yo no me porté bien y que por eso mis hijos iban a ir a adopción’, si sucede eso, me muero, necesito estar con mis hijos y volverme a mi país por favor”, culmina la mujer.

 

La historia

En marzo del año pasado, José Calderón daba notas a medios de la provincia contando que la víctima fue asistida por la Secretaría de Acción Social. La mujer había llegado desde Buenos Aires, escapando de su captor. Vecinos humildes del barrio conocido como El Bajo le hicieron lugar en su casa, “tras haber sido amenazada porque no accedí a prostituirme”, indica Ana.

Desde la Secretaría de Acción Social, aseguraron: “Nos hicimos presentes junto a nuestro equipo interdisciplinario. Una vez allí logramos contactar con la mamá, pudimos recabar más información sobre la situación que estaba atravesando”, detalló Calderón.

 

“Me sacaron los chicos engañada”

En contraposición a lo que dice Calderón, Ana cuenta que efectivamente fue asistida, “con el engaño que pronto iba a volver a estar con sus hijos”, que llevaron a la ciudad de Metán sin contextualizar el riesgo de vida en que estaban la mujer y sus hijos: “Llegó la policía me llevaron al hospital junto a mis hijos, diciéndome que sólo iban a hacerle revisación médica, de ahí me volvieron a llevar a la comisaria y ahí es que me dicen que mis hijos se tenían que ir a un hogar, me mostraron una hoja  y los subieron a la camioneta, y mis niños largaron en llanto desesperado, desde ahí volví a verlos solamente luego de seis meses, me sacaron a mis hijos engañada ¿Quién se va a hacer cargo?”, indicó.

Pasaron los meses, y la madre cuenta que ante la desesperación decidió entrar al refugio aún contra su voluntad, porque ese dispositivo la limitaba a conseguir trabajo y vivienda, pero creyendo en la palabra de la abogada Carla Cervera que le decía que “si hacia las cosas bien, iba a volver a ver a sus hijos”, ingresó.

“Cuando estuve en el refugio, siempre me discriminó la abogada Cervera, me decía que era una alcohólica y una drogadicta, la psicóloga entraba y me gritaba, era una situación insostenible, después decían que yo era la conflictiva, se aprovechaban de que no tenía un celular para registrar los maltratos de su parte”, cuenta la mujer.

Y continuó: “Estando dentro de ese dispositivo llegó la señora Fabiana García, dueña de una finca y me ofreció trabajar cuidando a su suegra”.

Transcurrieron los meses y Ana juntó dinero para poder rehacer su vida junto a sus hijos, es así que viajó a Metán, pero desde la Asesoría decidieron no restituir a los menores aún con la orden judicial.

Hoy, Ana está sin trabajo, sin asistencia del Estado, bajo la presión y el peligro que le quiten la patria potestad de sus hijos. La mujer desesperada no sabe a quién acudir para que esta situación se revierta.

Fuente: La Otra Voz Digital