ENCERRONA TONTA: ¿desde cuándo es obligación comprar en los supermercados? Por ello, piden crear red nacional de almacenes de barrio

Carrefour es la principal cadena de supermercados del país y es una de las que más se opone al control de precios, conjuntamente con Molinos, Arcor y Ledesma. (Foto: Memo).

 

BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Servando Sanmartín). ¡No, señores! Estamos equivocando el camino. Sí, por cierto, haciendo nuestro el verso del catalán Serrat, que “se hace camino al andar”, para este caso no es tanto ir por el mismo camino, sino buscando otros como alternativa para salir de la encerrona.

Desde este medio ya se dijo que uno de las más grandes lobbystas y agente al servicio de los planes de EE.UU. en la Argentina, es la Cámara de Comercio de EE.UU. en la Argentina (AmChad), que aglutina, entre directas e indirectas, a más de 500 empresas, entre ellas comercializadoras de alimentos, entre las que se cuentan las principales argentinas como Ledesma SAAI, Molinos Río de la Plata, Arcor, además de las corporaciones gremiales del agro como las sociedades rurales de la principales ciudades de la Pampa Húmeda, a las que hay agregar Vicentin y otras empresas frigoríficas.

También a esta corporación que juega en contra de los intereses de los argentinos, refiriéndome a Amchad, se encuentran ligadas consultoras de marketing y comunicación y grandes medios de comunicación como Clarín, La Nación e Infobae.

Con estos antecedentes, que es muy fácil comprobar con sólo ingresar en la página de AmChad, el Gobierno nacional debe salir de esta dinámica casi sin sentido, por el poderío esgrimido por la corporación norteamericana, que hay que buscar salidas más inteligentes. Que seguramente llevarán un poco más de trabajo, pero le estaremos dando muchas más herramientas al pueblo de la nación:

Volver a darle impulso al emprendedurismo barrial, con fomento a los almacenes de barrio, sería otro de los caminos para frenar a los monopolios y oligopolios. (Foto: Archivo).

1.- Es necesario crear una red nacional de almacenes de barrios en todo el país, muchos de ellos están en negro, pero se debe hacer una especie de encuesta nacional en todos los barrios del país cómo y cuántos de estos están en pleno funcionamiento. También crear una página en el portal del Gobierno, previa publicidad, para crear una inscripción al instante.

2.- Crear una red nacional de proveedores, que no tengan nada que ver con Amchad ni con las grandes corporaciones de alimentos, que puedan hacer llegar a los almacenes de cercanía todo tipo de alimentos, a bajos precios. Asimismo, por debajo de los impuestos o arreglados por la Secretaría de Comercio Interior con las grandes cadenas.

3.- Crear una red nacional de productores frutihortícolas, para que a cada uno de ellos se les dé fomento en créditos blandos para la realización de ferias de productores, sin ninguna posibilidad que ingresen los “intermediarios”.

Todas estas cadenas de negocios pueden tranquilamente funcionar por fuera del “circuito establecido de supermercados, hipermercados, mercaditos y autoservicios, que no se quieren adecuar a las normas establecidas por la Secretaría de Comercio Interior.

 

Un poco de historia

Por ello es importante que el público consumidor sea parte interesada, que lo es pero que no lo practica por las intensas campañas de publicidad, que nos hicieron creer que “comprar en un súper es de lo más chic y hasta moderno”.

Con la llegada del supermercadismo  –haciendo un paralelismo con lo que ocurre con la producción agrícola en el campo— hemos pasado de los almacenes o despensas en los barrios a las grandes superficies. O sea, hemos pasado de los minifundios que eran y son los almacenes, a los grandes latifundios que son las cadenas de supermercados. Hemos posibilitado que la concentración en pocas manos nos haga pagar los costos que hoy se ve con la escalada de precios y el poder de lobby que se ve claramente.

 

NdR: Compartimos artículo de la licenciada Amalie Ablin, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, en tiempo de la gestión de Macri, donde por supuesto describe el marco de situación que vive el supermercadismo en la Argentina, y habla de “especialización en ese campo”, pero lo que notamos es el grado de concentración y de por qué el Gobierno nacional debe salir de esta dinámica, dándole herramientas a la gente para que se defienda de la arremetida no sólo de la Amchad, sino de las diferentes cámaras empresarias que sólo ven los grandes márgenes de ganancias que sólo se dan en el país.

 

 

Supermercadismo: la rutina es el cambio

Por Lic. Amalie Ablin – Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca

Hace ya varias décadas que el supermercadismo argentino es un actor económico de peso, con una destacada dinámica de crecimiento y significativa incidencia tanto en el cambio de las formas de mercadeo, como en la demanda de empleo. Su desarrollo está directamente relacionado con la economía del país y el contexto de la evolución económica. A su vez, es un área sensible, ligada al abastecimiento de productos básicos de la población.

Los supermercados han venido desarrollando estrategias de expansión que derivaron en la multiplicación de los locales o bocas de expendio, y también en la renovación de las estrategias de negociación y adquisición de las mercaderías que comercializan, así como en las políticas de ventas y captación de clientes.

Este informe actualiza las características y evolución de este sector íntimamente ligado al desempeño de la industria de alimentos y bebidas, tomando como fuentes principales los informes que elabora la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS), diversas fuentes provenientes de Cámaras empresarias del rubro supermercadista (ASU, CAS, FASA) y el relevamiento de datos que produce el INDEC.

Según pasan las décadas

Hasta la década de 1950 el comercio minorista de productos alimenticios en la Argentina reunió las siguientes características

Alta especialización. Había un sistema de comercialización propio de cada grupo de productos, como por ejemplo carnicerías, almacenes y verdulerías. La competencia de precios y servicios era escasa y casi no existía la publicidad. Los comerciantes pagaban los mismos precios por los productos que vendían y su estructura de costos era semejante. La competencia más agresiva provenía de las ferias municipales que funcionaban en la vía pública, en particular con frutas, hortalizas, carnes y otros productos frescos, sistema de comercialización propiciado por el Estado, que remonta su origen a la época colonial

Atomización. Predominaban comercios de pequeña escala a cargo de pocas personas, que atendían primordialmente a residentes geográficamente cercanos al comercio. Unicamente los locales instalados en avenidas captaban la clientela “al paso”, con alguna excepción proveniente de negocios que tenían el “core business” en otros rubros, como las “grandes tiendas” al estilo de la famosa Gath y Chaves de la calle Florida.

Los establecimientos grandes tenían la particularidad de parecerse a los almacenes, con desigual grado de especialización y una marcada presencia en los lugares menos urbanizados, donde el “Almacén de Ramos Generales” proveía numerosos bienes básicos.

Desde el inicio de la década de 1950 este tipo de comercialización empezó a transformarse, y de desarrollar una tarea altamente especializada, atomizada y sin servicios anexos, pasó progresivamente hacia una actividad no especializada, con diferentes escalas de productos y con servicios asociados a la comercialización de los productos.

Un caso testigo es el desarrollado por Bernardino Brasas en Mar del Plata, que en 1951 transformó su almacén en un autoservicio. Esta experiencia marcó cierta pauta que rápidamente fue copiada en Tucumán, Salta y Buenos Aires. Otro caso destacado de esa época es el de la cooperativa El Hogar Obrero, que luego se convirtió en Supercoop.

Este proceso cobró fuerza y se desarrolló ampliamente durante la década de 1960. De hecho, en 1962 ingresó al mercado la empresa MÍNIMAX (del grupo Rockefeller), con la apertura de la primera boca de autoservicio designada “supermercado”, aplicando tecnología y equipamientos desarrollados en Estados Unidos. Sus características fueron rápidamente incorporadas por los empresarios nacionales, generando una expansión vertiginosa del sistema de venta minorista por autoservicio en grandes locales.

De tal forma, en base al sistema instalado por Minimax, en 1963 la familia Manoukián inicia el Supermercado Tanti en Olivos y en 1964 el Supermercado Norte en Carapachay. También en 1965 abría el Supermercado Gigante S.A. (de Rodríguez Barros S.A. propietaria de la cadena de tiendas Blanco y Negro con sucursales en todo el país), tratándose del primer supermercado con 5.000 m² con depósitos. A partir de ese hito, nació la primera generación de supermercados –Llaneza, Gran Tía, Todo, Canguro y Satélite–, que pasaron a ser designados, como en otros países de América Latina, con el nombre de hipermercado.

Para 1969 había en la Argentina 162 supermercados, de los que 71 se encontraban en el Gran Buenos Aires.

En la década de 1970, a diferencia de la gran expansión de la década anterior, se afrontó un proceso de crisis y reestructuración general, caracterizado por fuertes reordenamientos administrativos y logísticos, cierre de locales, e incluso la quiebra de varias empresas.

Entre las diversas causas de esta situación figuró la inflación, que pasó del 14 % en 1970 al 35 % en 1971 y al 59 % en 1972, y la fragilidad general del sector, dada la falta de experiencia que predominaba en el mismo. De hecho, en 1972 existían en el Gran Buenos Aires 68 supermercados y 8 hipermercados. Otros 8 hipermercados habían cerrado y sólo se inauguraron 5 locales de supermercados.

En los ´80 el comercio se abrió a la inversión extranjera y se permitió el giro al exterior de las utilidades empresarias, lo que impulsó el arribo de cadenas internacionales de venta de alimentos. En 1982 se instaló la cadena internacional Carrefour, que invirtió 15 millones de dólares para abrir su primer hipermercado en San Isidro, núcleo urbano de ingresos medios y altos del Gran Buenos Aires y en 1988 llegaron al país otras dos cadenas internacionales: Makro (supermercados mayoristas de origen holandés) y Jumbo (de Chile). En 1988 esta última, inauguró Unicenter, en Martínez, Provincia de Buenos Aires, y amplió el Shopping Center a 12.700 m² con la primera tienda departamental de la Argentina.

La década de los ´90 se caracterizó por el crecimiento del sector, la entrada de capitales y de empresas extranjeras, tanto por la instalación directa como por la compra de empresas ya establecidas en al país, modelo que tuvo como protagonistas a firmas extranjeras especializadas, que en los años ´90 se inician implantando sus comercios o bien comprando cadenas que estaban operando en el país. Paralelamente se registró un incremento de emprendimientos nacionales respondiendo al modelo de las empresas ya radicadas, que ampliaron la cadena de diversos modos: expandiéndose territorialmente; abriendo nuevos locales en las ciudades donde operaban, o comprando unidades independientes y/o pequeñas o medianas cadenas de negocios en otras regiones

En 1995 llegó a la Argentina el gigante norteamericano Walmart y en año 1998 el grupo francés Casino, adquiriendo el control de la empresa Libertad. También se incorporaron dos grupos argentinos: Coto y La Anónima. El primero, iniciado como red de carnicerías, se convirtió en una de las grandes cadenas nacionales. Abrió su primer supermercado en la Provincia de Buenos Aires, en la ciudad balnearia de Mar de Ajo en 1987. Su estrategia se sustentó en precios bajos, dirigiéndose al consumidor de bajos y medianos ingresos. Siguiendo una expansión constante, amplió su red de locales en Buenos Aires y el interior a 110 unidades.

La Anónima, cuyo nombre completo es Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, se inició en 1908 con campos con producción lanera, una flota de transporte terrestre y marítimo, y almacenes de ramos generales que ya operaban como supermercados, en autoservicios. Actualmente está presente en 63 ciudades del interior del país y cuenta con un total de 116 sucursales. Opera los hipermercados La Anónima, los supermercados Quijote y los autoservicios Best.

Empresas y cadenas de comercialización

La Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS) registra un total de 8.672 establecimientos de autoservicio, entre Hipermercados, Supermercados, Supermercados Discounts y autoservicios en general. El 68 % corresponde a establecimientos de un solo local, frente a 32 % con cadenas de 2 o más bocas de expendio.

Respecto a las unibocas, 80 % pertenecen a empresas de origen chino, asociadas a la Cámara de Autoservicios y Supermercados de Residentes Chinos de Argentina (CASRECH) y/o a la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático (CEDEAPSA). Cabe destacar que las bocas chinas representan el 54% del total de autoservicios del país, el 11 % de ellas se encuentra en la Capital Federal (517 bocas), el 57 % en el Gran Buenos Aires (2.669 bocas) y 32 % en el interior del país (1.502 bocas).

Las cadenas de supermercados pueden clasificarse de acuerdo a sus bocas de expendio de la siguiente manera:

Cadenas mini:  poseen 2 bocas y representan el 2,7 % de las bocas nacionales.

Cadenas chicas: tienen de 3 a 9 bocas (7,3 % del total).

Cadenas medianas: de 10 a 19 bocas (1,8 % del total)

Cadenas intermedias: De 20 a 60 bocas (5,0 % del total).

Cadenas grandes: poseen más de 80 bocas, representan el 15,5 % de las bocas totales de Argentina y pertenecen a Carrefour, Cencosud, Coto, La Anónima, Walmart, Casino, Átomo y la Cooperativa Obrera Ltda. de Consumo y Vivienda.

 

Principales empresas

 

Empresa-Origen-Cadenas

Carrefour -Francia- Carrefour, Día, Super Eki.

Cencosud- Chile- Jumbo, Disco, Super Vea.

Coto – Argentina-  Coto.

La Anónima -Argentina- La Anónima, Quijote.

Walmart-  Estados Unidos-  Walmart, Changomas.

Grupe Casino – Francia- Libertad.

Fuente: FAECyS

Nota: Las principales empresas del sector supermercadista son las que poseen el número de establecimientos más grande, y/o las mayores superficies comerciales, y/o las mayores facturaciones relativas anuales.

Principales cadenas a nivel nacional

y cantidad de bocas de expendio

 

Supermercado: bocas de expendio

Día 400

Carrefour 200

Disco 143

Super Vea 138

Coto 121

La Anónima 113

Átomo 106

Cooperativa Obrera Ltda. de Consumo y Vivienda 98

Fuente: FAECyS

Mano de obra y estructura del sector

Los empleados de comercio del sector supermercadista superan los 124.636 puestos de trabajo, y representan el 11,6 % del total de empleados mercantiles (con un total de 1.073.712).

A su vez, empresas como Carrefour, Cencosud, Coto, Walmart, La Anónima, Casino, Atomo, Toledo y Cooperativa Obrera Ltda. de Consumo y Vivienda, suman 83.821 puestos de trabajo, por lo que aglutinan el 67 % del total de empleados mercantiles que trabajan en el sector de supermercados, y el 8 % del total del personal de comercio del país.

La estructura de las empresas del sector supermercadista comprende cinco grupos:

  • hipermercados, líderes en el sector con un share de ventas del 35 %;
  • autoservicios asiáticos con un share del 29 % y en crecimiento por la apertura de nuevas bocas;
  • supermercados, terceros en ventas con un 29 %;
  • otros autoservicios con el 8% del share de ventas.
  • hard discounts (tipo Día), con un share del 3 %.

En su conjunto el sector supermercadista comprende más de 11.600 empresas que suman 4.523.647 m² de superficie de ventas y 8.672 bocas de expendio. Las grandes cadenas cuentan con 1.345 bocas de expendio (15,5 % del total), y el 55,7 % de m² de la superficie comercial total del sector. Las bocas de expendio chinas representan el 54,1 % de los locales y cubren el 18,2 % de la superficie total de venta.

 

Bocas de Expendio Totales % M² %

Cadenas grandes 1345 16 2.521.690 56

Otras cadenas 1405 16 851.844 19

Uniboca 1234 14 325.025 7

Uniboca China 4688 54 825.088 18

Total 8672 100 4.523.647 100

Fuente: FAECyS

Un reducido grupo de empresas concentra las cadenas de supermercados con mayor número de establecimientos y mayores superficies comerciales. Seis son las firmas que componen este núcleo: Carrefour, Cencosud, Coto, La Anónima, Walmart y Casino. Aunque solo reúnen el 15% de las bocas totales del país, venden el 58 % del total alimentos y bebidas de la Argentina. De hecho, Carrefour, Cencosud y Coto representan el 70 % del total de las ventas del sector en este rubro.

De acuerdo a las facturaciones de finales de 2010 y principios de 2011, el sector está liderado por la multinacional francesa Carrefour (Carrefour y Día) con una participación del 29 % del mercado y una facturación estimada en $ 16.000 millones anuales. Detrás se encuentran el grupo de origen chileno Cencosud (Jumbo, Disco y Super Vea), con el 21 % del mercado y una facturación de $ 9.700 millones, y la cadena argentina Coto, que alcanza una participación del 20 % y una facturación de $ 5.400 millones anuales. Con una participación del 7 % cada una le siguen la cadena francesa Casino (Libertad) y también la cadena argentina La Anónima. La estadounidense Wal-Mart registra el 5 % del mercado.

El poder de mercado de estas grandes empresas les ha permitido desplegar estrategias de posicionamiento que les otorgan fuertes ventajas relativas, incluso frente a la industria alimentaria. Su capacidad de compra y la superficie disponible para la venta en el sector les aportan ventajas que hacen valer con sus proveedores para acceder a menores precios de salida de fábrica.

Una estrategia similar viene solidificándose desde la década de 1990 con las “Asociaciones de Cooperación Empresarias” (ACE). Estos grupos de supermercadistas (generalmente con empresas con pocas bocas de expendio) encontraron en el ACE una forma de mejorar su posicionamiento ante clientes y proveedores, a través de la realización de compras conjuntas. Las principales asociaciones del sector son ACE – CADENA DEL CENTRO (142 bocas asociadas); ACE – ALMACOR (44 bocas); ACE – GIRO (29 bocas); ACE – BAHÍA – BUEN DÍA (27 bocas); ACE –  DELTA (24 bocas); ACE – OLARED (18 bocas) y ACE – MILENIO (17 bocas).

La estrategia central de las ACE gira en torno a la conformación de pools de compras bajo la forma jurídico-administrativa de “Agrupación de Colaboración Empresaria”. Con esta figura, sostenida en la responsabilidad solidaria e ilimitada de los socios con sus bienes personales ante terceros, se establece un fondo común operativo, que busca garantizar un mayor poder de compra relativo para negociar con los proveedores y mejorar su posicionamiento relativo en el mercado.