GLORIAS DEL FÚTBOL: es como haber juntado a Beethoven, Chopin, Mozart, Bach y Schumann en un momento único de la historia

En un partido homenaje de la Selección se logró esta fotografía, que resume buena parte de la historia del fútbol de magia y talento, que supimos tener. (Foto: El Gráfico).

 

BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por W. Panzeri). Se ha visto que el fútbol sin gente se muere irremediablemente y que somos nosotros, los hinchas, los que somos el motor imprescindible para que este hermoso deporte tenga el aura y logre que muchos ahora, en este fútbol súper comercial, se hagan millonarios. Pero eso es harina de otro costal y para otro análisis.

Lo que ahora quiero es volver a la memoria la foto que grafica esta nota. Porque además de ser única, guarda la verdadera esencia del fútbol con mayúsculas: picardía, gambeta, sincronización, pegada, talento para la jugada inesperada, velocidad mental para anticiparse a la defensa del rival, valentía para encarar ante decenas de piernas rivales. Y allí uno le viene al recuerdo, con esas pinceladas o esas creaciones que ya son universales de los maestros de la música como Beethoven, Mozart, Bach, Chopin y Schumann, esos repliegues y frenos en velocidad del Hueso Housemann, quiebres como Ángel Clemente Rojas que no está en la fotografía, pero como sincero homenaje al juego puro y vistoso debiera haberlo estado. Le sigue la hermosa pegada de Miguel Brindisi y su toque sutil. El Beto Alonso otro exquisito con su pegada y su gambeta larga, con esa zurda mágica. También está Carlitos Babington, el “inglés de Parque Patricios”, dejó su magia en el Huracán de Menotti en el 73’. Y para el último dejamos al gran Diego, que superó a todos, porque hizo todo y más los que hicieron los anteriores y que también están en la foto.

Habría que agregar a muchos otros, pero la foto es la foto. Pero se pueden recordar también, por todo lo que comentan los periodistas deportivos de todo el país, el velezano y cordobés Daniel Willington, el rosarino Carlovich y el jujeño que pocos conocieron, pero que en su San Pedro natal y alrededores hizo cosas que ni a Maradona se le vio hacer: Lechuga Lobo. Lamentablemente, dicen los que lo conocieron, murió en la pobreza mental y espiritual más grande que se conozca.