
SANTIAGO DE CHILE (Especial para EL SOL ABC-Por Pedro Martínez Alsogaray). Hace unas semanas nadie entendía por qué Kast figuraba primero en las encuestas, porque sus discursos y entrevistas el personaje decía que “Chile debe marcar agenda en Latinoamérica y que hay varias cosas pendientes con Argentina”, en el tema de territorios antárticos que la CIA pretendió instalar para perjudicar al Gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner y nada decía además de los problemas estructurales que padece este país, que todavía funciona con una Carta Magna dictada a gusto y placer del más grande y sanguinario dictador que tuvo Chile, Augusto Pinochet. Tampoco hablaba de que “la renta básica de los chilenos, donde el 75 % de la riqueza se lo divide el 20 % más rico de este país, y sólo el 25 % queda para el resto”.

Pero gracias a una fenomenal mala inversión, donde millones y millones de dólares, se pagaron en espacios en todos los medios de difusión, tanto TV, radio, prensa escrita, además en todos los sitios web y redes sociales, además de dádivas en varios barrios carenciados, como haberse acercado a la comunidad mapuche en la araucanía del sur, para prometerle que “sus territorios son sagrados y nadie se los va a tocar”. Una mentira más grande que el propio territorio chileno. Muy parecido al “en qué te has convertido Daniel, parecés un integrante de 678, jamás vamos a devaluar”, del cínico Mauricio Macri en la Argentina en 2015.
Y luego de las elecciones de septiembre, los chilenos despertaron y los mismos que fundaron la “Plaza Diginidad” en la plaza Italia, salieron a la calle y a que Boric se sienta y escuche en todos los rincones. No podía ser de otra manera, ya que se estaba tirando por la borda la lucha iniciada por las “cabros” (menores) en los subtes reclamando por el boleto estudiantil, luego de su alza, en octubre de 2019. A ellas, hay que agradecerles haberle pegado un “coscorrón” al pueblo chileno, que vivía aletargado en el “Chi…chi..chi…le” alentando a su selección de fútbol y a las fiestas campesinas, donde el pisco y el vino hacen olvidar las penurias y los desastres y saqueos de Piñera.
Y ayer fue un vendaval, a pesar que en Chile no es obligación ir a votar –otro hecho dictado para que gobiernen los ricos— un casi 52 % salió de sus casas para ir a sufragar y se dio cuenta que “si no iban, quedarían prisioneros del más silencioso pero fascista movimiento pinochetista”. A pesar que Piñera había ordenado que todo el transporte de colectivos y subtes no funcionaran. Muy maldito, y con ese rostro, que cuando dio la conferencia de prensa, por los cuatro costados irradiaba “democracia”. Gracias a Dios los chilenos reaccionaron en el borde del precipicio.