MANUEL BELGRANO: el Hombre Eterno, con la visión de territorialidad de la Patria

El legado de Manuel Belgrano es único. Los hombres probos argentinos debieran estudiarlo. (Foto: Pigna).

Por NANQUE *, El Belgraniano a Morir (Junius-XX-MMXX)

“Aeterna hominis, de ad territoriality Patria”

Cuántos hombres necios tendremos que pasar, para entender lo que nos propuso como sagrado legado. Cuántos vientres parirán hermanos que tengan la escuela de nuevos visionarios. Qué tiempo debemos esperar para izar de verdad la libertad, la conciencia real de argentinidad, de pasiones intrínsecas que nos nacen como habitantes de este bendito suelo.

En todas estas disquisiciones está el compromiso de honrar al Hombre Eterno en que se ha convertido Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, nacido un 3 de junio de 1770, bajo el signo de Géminis, aunque en sus tiempos esto no tenía valor, pero a razón de tantas características tan parecidas uno llega a hombres como Ernesto Guevara Lynch, John Fitzgerald Kennedy y tiene que doblegarse por la obra de cada uno.

Y allí vemos a los cínicos que hablan del Éxodo,  de la Bandera celeste y blanca, de la Escarapela, de la Revolución de Mayo, para pararse en los púlpitos o tribunas para regodearse de un homenaje que no tiene nada que ver con las obras que realizan. Entregan la vida de sus hermanos, por avaricia propia, a los mercados extranjeros, venden las tierras a corporaciones enemigas, contaminan los ríos, destruyen flora y fauna de millones de hectáreas de bosques, saquean las riquezas y bienes de la Patria; aun así hablan de Manuel José, porque les da poco estupor en su pericia de la hipocresía.

No, señores, no estamos ante un hombre cualquiera, como tampoco la obra de Belgrano se centra como dicen los historiadores escondedores en sólo los símbolos patrios que creó. El prócer tuvo la visión y la inteligencia de dejarnos el más grande legado que es la educación, y el sentido de territorialidad como nadie lo tuvo en esta tierra. Sin haber sido un militar de origen, en su mente siempre estuvo sembrada la semilla de la constitución de una Patria amplia y posible, y por ello se tomó como su principal epopeya la de abarcar todo el territorio imaginable y real, dejando su sangre, sus penas y su desarraigo en pos del país que tenemos.

Por ello, el Hombre Eterno que eres Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús va más allá de las inzulcerías que te quieren endilgar hasta tus choznos, que abrigados por el halo de una clase acomodada donde dicen pertenecer, no tiene nada que ver con la herencia que nos dejaste y que los hombres menores, pero bien argentinos, valoramos de Ti.

Hasta pediríamos, en tu Bicentenario de tu fallecimiento, que hasta los Institutos Belgranianos tuvieran como sus autoridades a hombres probos que respeten el verdadero sentido de tus hechos, que hoy son parte de nuestra Historia.

Porque el cóndor alado de los Andes vigila su obra y la extensión de su magnificencia.

 

(*) Es el seudónimo de Luis Mendoza, director periodístico de EL SOL ABC, autor de numerosas obras inéditas.