REGULACIÓN MUNDIAL: en algún momento los especuladores y los buitres tendrán que agarrar la pala; surgen regulaciones con un impuesto global y el cese de los paraísos fiscales

El presidente Biden y la secretaria del Tesoro dialogando sobre los nuevos caminos que debe tomar la economía mundial. (Foto: Bloomberg).

WASHINGTON, EE.UU. (Especial para EL SOL ABC-Por Vane Valciotta).  La pandemia del Covid-19 ha hecho despertar conciencias y miradas sobre el capitalismo occidental, que no tiene sentido querer lucrar ad infinitum mientras la gente se muere. Qué sentido tiene acumular más dinero, si tus vecinos y tus amigos y familiares mueren. ¿Con quién podrás compartir lo acumulado? ¿Existe alguna otra buena razón, si hasta tus hijos mueren? En ese sentido va la reflexión del presidente Joe Biden, que le manifestó a su “equipo económico, que sería bueno ir pensando en regular las guaridas fiscales, que no han hecho más que incrementar la aparición de más delincuentes, más corruptos, más evasión fiscal, más desigualdades, de un sector que ya ha comenzado a perjudicar al mismo EE.UU.”, dijeron.

También la corresponsal en EE.UU. del diario español La Vanguardia, Beatriz Navarro, dio definiciones claras sobre lo que piensa hacer el mandatario estadounidense: “Necesitado de ingresos para financiar su megaplan de infraestructuras, valorado en dos billones de dólares, lo que Biden trata de impulsar es un auténtico cambio de paradigma con efectos más allá de las fronteras de Estados Unidos.

“Las empresas ya no van a poder esconder sus ingresos en paraísos fiscales como las islas Caimán o las islas Bermudas”, aseguró Biden esta semana en una comparecencia en la Casa Blanca en la que defendió su propuesta para reformar la fiscalidad corporativa en Estados Unidos, un plan que ha extendido al G-20 con vistas a crear un tipo mínimo del impuesto de sociedades a escala global.

De resistirse a cualquier medida internacional que cuestionara la soberanía fiscal de los países, Washington ha pasado a proponer un cambio de potenciales efectos “sísmicos”, según Biden, en la forma en que operan las multinacionales.

Además de proponer subir del 21 al 28 % el impuesto de sociedades en Estados Unidos, (que era del 35 % cuando Trump llegó al poder), y elevar del 10,5 % al 21 % el gravamen sobre los beneficios obtenidos en el extranjero, el plan de la Casa Blanca incluye una tasa mínima del 15 % que se aplicaría a todos los beneficios incluidos en la declaración financiera a sus inversores, independientemente de donde tributen.

De sacar adelante el plan, las multinacionales se quedarían teóricamente sin incentivos para asignar parte de sus beneficios a paraísos fiscales o jurisdicciones con tipos especialmente bajos, como los citados por Biden o Irlanda, por ejemplo, que ofrece un 12,5 % frente al 21 % que se aplica de media en la Unión Europea, explica el medio español.

 

Mientras en Europa hay apoyo para esta iniciativa

Desde el medio WC-Rally Mundial, se describió lo que pasa en Europa, con respecto a la propuesta de Biden: “El caso concluido por G7, un grupo que comprende los siete países desarrollados con las mayores economías del mundo, por un impuesto corporativo global. En el caso de las multinacionales, esto podría significar el inicio de un período de mayor cooperación entre países en torno a normativas que actualmente se tratan de forma heterogénea en todo el mundo. La evaluación la realiza el investigador asociado en economía aplicada del Ibre, de la FGV, Manoel Pires”.

Según el economista, la cooperación en torno al impuesto podría repetirse en el futuro en discusiones sobre temas como sostenibilidad, comercio internacional y seguridad digital. “Esta iniciativa del G7, especialmente de Estados Unidos, pone fin a un período de medidas muy individuales entre los principales países”, dijo.

El investigador cree que los temas sufrieron retrocesos debido a la falta de cooperación internacional. “En gran parte por el cansancio que provocó el cambio de postura de Estados Unidos con Trump”, dijo.

En el comunicado en el que anunció su apoyo, el G7 se comprometió a trabajar para mejorar la coordinación internacional entre los tomadores de decisiones globales en salud y finanzas.

El grupo de países se ha comprometido a apoyar un impuesto global que gravará a las empresas en al menos un 15 % para reducir el impacto de las transacciones contables que realizan hoy las grandes empresas globales para evitar la tributación en los países en los que operan.

De esta manera, ya existe un nuevo enfoque que “el mundo debe pensar que esta pandemia es como una Guerra Mundial, que para salir de la masacre provocada por el virus del Covid-19 se debe reconstruir todo”. Y en esa reconstrucción, el mundo debe pensarse con una evocación al cuidado del medio ambiente y parar la creación de más robots que reemplacen la mano de obra del hombre, que sin trabajo pierde dignidad y se alienta la aparición de más gente corrupta y delincuencial, que atenta contra los mismos avivados creadores de este sistema “moderno”.