El senador electo por Neuquén podría ser presidente provisional. El ex secretario Legal y Técnico sería secretario administrativo de Cristina.
Cristina Fernández de Kirchner comenzará, este 10 de diciembre, una nueva etapa en el Senado, esta vez con los atributos de vicepresidenta de la Nación. Cristina conoce la Cámara alta al dedillo: termina este 10 de diciembre su cuarto mandato como senadora nacional, cargo al que accedió en 1995, 2001, 2005 y 2017, estos dos últimos por la provincia de Buenos Aires.
A la faena actual llegará acompañada por las siguientes espadas: Oscar Parrilli, Anabel Fernández Sagasti y Carlos Zannini.
Oscar Parrilli.
Parrilli fue electo senador nacional y Cristina, lo tiene como uno de los posibles titulares del bloque del kirchnerismo o de la Presidencia Provisional del Senado, cargo que tiene lugar en la sucesión presidencial, y que es el siguiente al del titular del cuerpo, que ocupará Fernández de Kirchner. Este neuquino fue el secretario General de la Presidencia de los mandatos de CFK y en el último tramo, fue destinado a conducir la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), cuando el kirchnerismo salió a la batalla contra el espía Jaime Stiuso. Ahora, se encuentra conduciendo el Instituto Patria, búnker y escuela de formación de cuadros K.
Anabel Fernández Sagasti es una actual senadora, que ganó la interna peronista en Mendoza pero que perdió la carrera por la gobernación de esa provincia, ante el radical Rodolfo Suárez. Cristina valora y quiere a la joven abogada y, a pesar de que sonó también para la Presidencia Provisional, tendría destino en la conducción del bloque K si es que Parrilli termina como presidente provisional del Senado. El interbloque es otra opción para la también martillera pública.
Alberto Fernández en Mendoza con Anabel Fernández Sagasti en la bodega Ruca Malén.
Carlos Zannini es un viejo amigo de los Kirchner: lo conoció a Néstor en 1984, cuando se instaló en Río Gallegos, y se sumó al peronismo, tras su militancia maoísta que lo llevó a la cárcel en los años ‘70. Zannini, como Parrilli, otro ladero de confianza de Fernández de Kirchner, fue su secretario Legal y Técnico pero también, su armador político. Gozó del privilegio de tener la lapicera para el armado de listas tras la muerte de Néstor Kirchner y fue impuesto en la fórmula presidencial de 2015, escoltando a Daniel Scioli, nómina que fue derrotada por la fórmula Macri-Michetti.
Estuvo preso cuatro meses, en el penal de Ezeiza, acusado de presunto encubrimiento en la investigación del atentado a la AMIA de 1994.
Carlos Zannini recupera su libertad, en marzo del 2018.
“Fue un compañero perseguido por la Justicia de Mauricio Macri, va a ser reconocido por Cristina”, aseguran en el Instituto Patria, donde le ven el destino de Secretario Administrativo del Senado, faena de la que la titular del Senado jamás se ocupará.
Pero el principal inconveniente que se vislumbra hoy en el Senado es que el peronismo tendrá dos bloques: uno kirchnerista y otro, de los gobernadores. Como sucede actualmente, el K está a cargo del neuquino Marcelo Fuentes y el otro, lo conduce el cordobés Carlos Caserio, hombre que se diferenció tiempo atrás de su mandatario Juan Schiaretti y que trabajó fuertemente para Alberto Fernández en la provincia de Córdoba para la elección presidencial. Caserio sucedió al frente del bloque peronista a Miguel Pichetto, cuando pegó el salto al macrismo.
Las conversaciones para un bloque unificado están en stand by pero al día de hoy, las chances son más proclives a que exista un interbloque peronista, con 17 a 18 senadores que responderán al cordobés Caserio y otros 17 a 18 que se encolumnarán con la kirchnerista Fernández Sagasti o con Parrilli.
A eso, hay que sumar a los misioneros del Frente Renovador (que incluyen a radicales y peronistas) y a los tres senadores del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora: todos ellos acompañarán las iniciativas de Alberto Fernández sin terciar en la interna senatorial peronista.
Entre la tropa de los fieles a los gobernadores hay tensión: “Nuestro bloque no es como el de ellos, que se hace lo que dice Cristina. Acá es un debate entre gente que se lleva muy bien y donde respondemos a los gobernadores“, aclara un referente del bloque peronista que asegura que “es razonable que Cristina, que será vicepresidenta, ponga al presidente provisional y se quede con la administración. Pero en el bloque, habrá que discutir”, asegura en “off the record” el curtido senador.
Pero deja claro que eso no será ningún problema para la gobernabilidad del futuro mandatario nacional: “El Presidente va a tener más de 37 votos, no va a tener problemas para sacar las leyes que quiera”, asegura.
Así, crecen las chances de la conformación de un interbloque peronista, pues enfrente tendrán al interbloque de Cambiemos (o Juntos por el Cambio) que contará con 25 a 27 senadores y que, en caso de que el peronismo no se muestre unido, podrían imponerse en la presidencia de comisiones de importancia.
Una muestra de que ante las urgencias no habrá crisis en el peronismo del Senado, lo certifica la charla de esta semana entre Carlos Caserio y Marcelo Fuentes, quienes coincidieron en llamar a una sesión especial por el tema Evo Morales, para este jueves.
De todos modos, los cuidados para un acuerdo se mantienen en ambos campamentos: “Ni Perotti, ni Bordet ni los cordobeses van a tener un jefe de La Cámpora: ¿ o cómo explicamos eso cuando volvemos a nuestras provincias? Nos matan…”, razona un senador del lote de los gobernadores peronistas.
“Fue Presidenta dos veces, esposa de Néstor que gobernó durante un mandato y ahora, será vicepresidenta. Cristina está ya en los libros de historia, no está para esas cosas de la rosca, son temas menores”, señala una persona que ha acompañado a Cristina en los últimos 16 años.
Mientras tanto, Alberto Fernández no se involucra. ¿Será el Senado dominio absoluto de Cristina y el Gabinete nacional, territorio exclusivo de Alberto? El epílogo es inminente.
Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner en Mar del Plata, durante la campaña-