TOKIO, Japón (Especial-Sputnik). Usar demasiado los ‘smartphones’ y los ordenadores puede fatigar el cerebro hasta el punto de provocar el desarrollo de trastornos como la demencia y la depresión, según un equipo de científicos japoneses.
El número de personas con desórdenes de la memoria es cada vez mayor. Los médicos diagnostican estos problemas no solo a pacientes en edad avanzada, sino a aquellos de entre 30 y 60 años. Y es precisamente esta parte de la población la que utiliza con más frecuencia ordenadores y teléfonos móviles, sobrecargando su cerebro con excesiva información.
¿Pasas mucho tiempo con el teléfono? Tenemos malas noticias para ti
“Cuando la cantidad de datos recibidos aumenta, el cerebro deja de procesarla y se convierte en un basurero”, explicó el neurocirujano Ayumi Okumura, director de una clínica de memoria, citado por el portal Nikkei Style.
Para evitar esta sobrecarga, los científicos japoneses aconsejan dejar descansar al cerebro y que se reduzca la frecuencia de uso de los dispositivos móviles. Además, recomiendan dormir bien por las noches o echarse la siesta durante al menos 15 minutos después del almuerzo. Los médicos también recomiendan no utilizar estos gadgets mientras se come.
La depresión y la demencia no son los únicos problemas que puede desarrollar el organismo humano a raíz del uso excesivo de los teléfonos móviles y los ordenadores. Quienes pasan mucho tiempo frente a ellos también corren más riesgo de sufrir hipotrofia muscular, queratoconjuntivitis seca y miopía.
NdR: es necesario, según nota que publicamos (https://www.elsolabc.com/el-celular-es-el-invento-mas-nocivo-para-la-humanidad-que-se-haya-conocido/ ), que los organismos de salud, u otros atinentes a reglamentaciones de inserción de los celulares y las redes sociales, como todo internet, en la vida de las personas: su peligrosidad, su adicción y los cambios en el comportamiento humano, principalmente a la violencia y a todo lo que tenga que ver con el delito, que sean instituciones de bien público u organismos del Estado, como universidades o centros técnicos, los que comiencen el debate de “hasta dónde es bueno dejar estos ‘enemigos camuflados como elementos de distracción’ al libre albedrío de niños y jóvenes y de cómo los países corren el peligro de desintegración, si no toman medidas al respecto”.
