PATITO FRENÁ: la soñé a Alma Maula después de un vuelco

La Patito Bullrich luego de un escandaloso derrape, a esos que nos tiene acostumbrados. (Foto: Archivo de EL SOL ABC).

BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Avispón Negro). Despué de haber presenciao la cumbre de Juntos por la Soja, e’i quedao más desequilibrao que el Chano abrazao con Nido de Pájaros Milei, porque no sé cómo sigo vivo, a pesar de la buena predisposición de mi amigo el Sordo Roberto.

Así que llego a la casa hecho una bolsa i’ pluma de gallina clueca. Me dolía hasta los cayos de primera juventú. Me’i tomao un caldo de sopa ‘i choclo, con un quitucho cosechao en una huerta de El Galpón. Así, que luego de un vaso de tinto, me’i refugiao en la camita que me ha prestao el Sordo, mientras la Juani con su lengua afilada le daba con Coca (la mujer del Sordo) a la inflación y a los noviazgos de la China Suárez.

Así como un refucilo en medio de la oscuridá, me ha llegao el sueño. “Y así, primero en un campo inmenso comienzo a ver correr sobre un cerco de un campo a miles de ovejitas que comienzo a contar una por una, que al cabo de la docena estaquié mis cuernos: así que me veo viajar en un reluciente Mustang negro, igualito que el que mostraba Steve McQueen en la película La Fuga. A mi lao, iba la Juani y respirábamos ese aire limpio del campo. Las nubes eran blancas, que a mi Flaca le daban vergüenza si las comparamos con las sábanas de nuestra camuchi en Libertador. Mientras divagaba en medio de la campiña, me ha pasao como un trueno amarillo incandescente, que me ha hecho flamear los mocos. Lo único que’i podío ver era una melena negra lacia, cortada como un carré bacinilla, y con los labios inchaos, con los ojitos desorbitaos. Bueno, en el sueño, sigo viajando silbando mi felicidá de ir casi deslizándome en la ruta en mi Mustang. Pero al cabo de unos kilómetros, no sabría decir cuántos, veo un auto amarillo volcao justo en una curva. Me bajo y encaro hacia el auto accidentao pa’ ver qué es lo que podía hacer pa’ ayudar. Y no puedo creer lo que ven mis ojitos soñadores: primero, veo un bar de fondo tirao sobre la banquina. Lo único que falta es ver una barra y un mozo. Me acerco con miedito, porque dicen que no hay que tocar la escena ‘del accidente’. Lo único que puedo ver son unas chuncas gordas y unos zapatones verdes, y muchas botellas vacías, parecía el santuario de la Dijunta. Cuando aparece un DNI, y me agacho a levantarlo, mientras la accidentada se tiraba unos pedos de todos los colores. O sea que estaba viva. Levanta la cabeza y allí por el flequillo me doy cuenta que es otra de las novias no declaradas del Minino Bravo, cantautor del tremendo desastre económico que vivimos tras de los Globos Amarillos en el gobierno. Sí, era la camuflada de Rambo, que ocultó y participó de la desaparición de Santiaguito. Tenía el mismo pedo que el bocón cordobés Juez, que sigue extraviao como los novios de la China. Comienzo a retroceder despacito, no vaya a ser que…”, justo en ese momento siento mi espalda calentita, parece que la Juani se ha metío en la cama y ha comenzao a hacerme un cucharón de aquellos. ¡Ahijuna!