
Todos los caminos antidemocráticos por donde se mueven los sectores hegemónicos y anti Patria están en proceso, a cara descubierta, de desempolvar viejas acechanzas contra la Constitución Nacional y las instituciones democráticas, como fueron las antesalas a los golpes civiles-militares que vivió nuestro país.
En este tiempo, donde la Argentina como Estado está siendo destruida, tanto económicamente como su infraestructura industrial y comercial, los hechos concretos realizados por el régimen imperante nos llevan a deducir con la realidad en nuestras manos que la Corte Suprema de la Nación, con sus tres miembros no está a derecho, pretende llevarse a la democracia por delante como lo hicieron Videla, Massera y Agosti en 1976, para lo cual utilizaron las armas para producir el genocidio más grande que el pueblo argentino haya sufrido en la historia contemporánea.
Este es un golpe donde no están hoy las fuerzas militares del país, sino un grupo de jueces apátridas que quieren cercenar los derechos constitucionales de cada uno de los habitantes de la Argentina, mediante un fallo plagado de nulidades insalvables, que no hará más que llevar a una encrucijada peligrosa para la vigencia de las garantías constitucionales de cada uno de nosotros.
Por la Historia misma, por los legados de nuestros Próceres y de tantos prohombres que trabajaron y dejaron sus pieles en pro de la Argentina que tenemos hoy, donde nuestros hijos y nietos sueñan con afirmar los cimientos de la Casa y Hogar de Todos, es que no nos debemos dejar estar plácidamente mirando cómo se llevan la institucionalidad nacional por delante.
Es hora que los gobernadores, intendentes, concejales y todo político militante se expresen en defensa de la democracia y de la Constitución Nacional, porque en algún momento este régimen destructor tocará sus puertas. No es sólo Cristina, sino todos quienes estamos navegando en el mismo barco.