BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por W.P.). Desatando la locura en un Monumental colmado y cuando faltaban dos minutos de juego, el árbitro Darío Herrera, el jugador número 12 de River, decretó un penal inexistente, ya que “el jugador Sández va directamente a rechazar la pelota, pero es el pie del jugador Solari que luego se interpone y provoca su propia caída dentro del área”. Acto seguido, que levanta más las sospechas sobre el referí es que “no accede a la revisión de la jugada por medio del VAR”. Parece que había que reivindicar rápidamente a Demichelis luego de la bochornosa derrota en Brasil ante Fluminense por 5 a 1.
Esto no le hace bien a River ni al fútbol argentino, porque los dirigidos por el sucesor de Gallardo tienen equipo de sobra, por lo menos en el concierto local, que buscar la ayuda del árbitro.
Y acto seguido el bochorno de los empujones, salivazos y golpes en la montonera que se formó tras la ejecución del penal.
River dominó el primer tiempo y en el segundo Boca lo emparejó, que lo más real hubiese sido el empate, pero Herrera y su varita mágica hicieron triunfar a un equipo, que hace “soñar a sus simpatizantes, pero nada más es un sueño… que cuando se despierte verá que lo que hizo el árbitro Herrera a la larga los perjudicó. Porque se creen superiores a Boca, pero en la realidad no tiene mucho más que el club de la Rivera”, dijeron varios hinchas xeneizes en las redes sociales.
