Por la indiscreción de una conversación privada, el expresidente quedó sin paraguas bajo un clima de desestabilización. Lobistas de Washington y la contratista de mercenarios Silvercop. El Comando Sur y la nueva base de la AFI en la Triple Frontera.
BUENOS AIRES (Especial-Puente Aéreo digital-Por Fernando Oz). En junio del año pasado, Faller realizó una gira por Argentina y Chile, países claves en una región cuyos valores —según dijo el almirante en aquel momento— están amenazados por la creciente injerencia de “actores externos”.
Las conversaciones que tuvo durante su estadía con las cúpulas de las defensas de ambos países tuvieron como eje los aspectos técnicos, como la ciberseguridad, y las operaciones conjuntas. “En lo que yo me he centrado es en lo que podemos ofrecer, desde un punto de vista de una relación militar. Entrenamientos sin igual, una educación sin igual y un equipamiento inmejorable. Esa es la alternativa que yo puedo ofrecer. Queremos ser sus socios por elección”, dijo el militar.
También explicó que “la principal amenaza que afronta esta región es la amenaza a nuestros valores” y no dudó en acusar a China, Rusia, e Irán como los principales “actores externos” que quieren interferir en el desarrollo del continente. También señaló que “todas las amenazas de seguridad confluyen en Venezuela”, cuya crisis “pone en peligro la estabilidad regional”.
Inmediatamente tras la visita de Faller, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, firmó un decreto para desplegar en sus fronteras fuerzas militares “para aumentar la eficacia en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”. Al respecto, el entonces ministro de Defensa del país cordillerano, Alberto Espina, había dicho que “la labor de las Fuerzas Armadas es resguardar la seguridad exterior y colaborar y poner a disposición de las autoridades policiales nuestra colaboración para ser más eficaces por los medios que disponemos, por todo lo que es la logística, la tecnología, los medios electrónicos”.
Mientras Faller seguía recorriendo Latinoamérica, el brasileño Jair Bolsonaro festejaba el exitoso lanzamiento de un misil antinavío de superficie desarrollado enteramente en Brasil. El Mensup (nombre del armamento balístico), es compatible con los lanzadores MBDA de los navíos de la Marina brasileña y puede ser equipado con una ojiva de fragmentación explosiva de 154 kilos. El próximo paso será fabricarlo en escala para sustituir los Exocet MM40 de la flota carioca y desarrollar las adaptaciones para que el misil pueda ser lanzado desde helicópteros y submarinos.
Por esos mismos días, el presidente y capitán de reserva del Ejército brasileño agradecía a Trump por haber ayudado a Brasil para que se incorpore como aliado extra-OTAN. Estatus que le permite al país obtener una serie de facilidades para acceder a armamento y pertrechos de guerra. Durante el festejado anuncio, el mandatario ultraderechista dijo que gracias a la alianza con Estados Unidos podrá recibir asistencia en el campo militar e ingresar al mercado de defensa.
Esa misma semana, el entonces presidente Mauricio Macri —que se encontraba en plena campaña para su reelección— había anunciado durante una reunión con empresarios en Buenos Aires que se encontraba hablando con Bolsonaro para negociar en forma conjunta un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. La idea de reeditar el fallido ALCA fue uno de los temas de agenda de Washington.
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La cosecha de Faller
Quince días después de la gira del almirante Faller por Argentina y Chile, el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, viajó al Kremlin para firmar una serie de acuerdos bilaterales con su par ruso Vladimir Putin. El ex espía de la KGB se comprometió en incrementar el comercio entre Moscú y La Paz, intercambio que ya se había duplicado durante el primer trimestre de 2019. También firmaron un memorándum para que la corporación estatal rusa Rosatom desarrolle en el país sudamericano la explotación de litio y para que, junto a Gazprom, incrementen la producción de gas y petróleo.
Pero el convenio más importante que rubricaron ambos mandatarios en aquel momento fue en materia nuclear. Desde 2017, Rusia se encuentra construyendo en la ciudad boliviana de El Alto un centro de investigación y desarrollo de tecnología nuclear, el emprendimiento contará con un reactor con una potencia nominal de 200 kilovatios y una instalación de rayos gamma. Además, Putin se comprometió a ampliar el aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra y desarrollar un proyecto de corredor bioceánico.
El moño del cónclave en el que se celebraron los acuerdos tuvo un claro color de afinidad política. Putin y Evo rechazaron la injerencia externa en los asuntos internos de Venezuela y respaldaron al régimen de Maduro. “Rusia ha subrayado en más de una ocasión que la injerencia externa en los asuntos de Venezuela es inaceptable. El señor Morales comparte esa postura”, decía Putin mientras el presidente boliviano le declaraba públicamente su “admiración” por “liderar la lucha por el respeto del derecho internacional”.
A todo esto, el entonces viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, le decía a la agencia de noticias RIA que los militares que enviaron a Caracas seguirán para fortalecer las fuerzas armadas venezolanas y potenciar el sistema de misiles antiaéreos S-300 ruso que tiene el ejército que comanda Maduro.
Cinco meses después de la gira del almirante Faller por Argentina y Chile, un golpe narco-militar derroca a Evo Morales con el apoyo de la derecha boliviana y del secretario General de la OEA, el uruguayo, Luis Almagro. El 14 de noviembre el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, aplaudió la asunción de la presidenta interina de facto, Jeanine Áñez.
Y cuatro meses después de la visita de jefe del Comando Sur de Estados Unidos por los dos países australes, el presidente Piñera ordenó, entre otras medidas económicas, el aumento de las tarifas del metro que fue la chispa originó el estallido social de octubre pasado. Del análisis los hechos ocurridos días antes e inmediatamente después de los anuncios del mandatario —incluidos una serie informes de la jefatura de Inteligencia Policial (JIPOL) de la Policía de Investigaciones (PDI)—, se desprende que difícilmente la PDI, la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros (DIPOLCAR), o la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), no hayan tenido algún tipo de participación en el armado del escenario propicio para que desde el Poder Ejecutivo impulse un paquete de leyes que incluían un mayor ajuste y más poder para el accionar represivo de las fuerzas Armadas y de Seguridad, además de cuestiones energéticas y mineras de interés para empresas estadounidenses en la región.
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Siempre la Triple Frontera
Si la pandemia de la COVID-19 no modifica los planes del Pentágono, en noviembre de este año un equipo de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos aterrizará en Paraguay para realizar una serie de ejercicios combinados con el objetivo de entrenar a un reducido número de militares paraguayos. Por otro lado, el presidente Mario Abdo Benítez ya dio vía libre para que el próximo año las tropas de Faller ejecuten un “ejercicio de respuesta conjunta a crisis regionales”.
El almirante a cargo del Comando Sur quería que el ejercicio militar que se realizará en Paraguay en 2021 se haga en Argentina, más específicamente en la provincia de Misiones. Así se lo manifestó al entonces ministro de Defensa, Oscar Aguad, y a quien se encontraba en ese momento como jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el teniente general Bari del Valle Sosa.
Desde que llegó al país en mayo de 2018, el embajador de los Estados Unidos en Buenos Aires, Edward Charles Prado, —quien en octubre de 2018 dijo durante una cena con empresarios que el gobierno de Macri se encontraba “en el camino correcto”— demostró una especial empatía por la provincia de Misiones, al igual que uno de sus hijos que la suele recorrer junto a un discreto pelotón de seguridad.
Los contactos políticos de Prado en Misiones son más importantes de los que históricamente tuvo la Embajada con el lobista y ex embajador macrista en España, Federico Ramón Puerta. El hijo del Prado, maravillado por las Cataratas de Iguazú, prometió gestionar inversiones.
Por estas horas, algunos lobistas de la Embajada estadounidense, con inversiones en Puerto Iguazú, están preocupados por la “tecnología” que aportó Estados Unidos para la creación de una mega base de la AFI en la turística ciudad. La segunda tanda de la logística para la estación de inteligencia Triple Frontera llegó al país a mediados del último año de la gestión de Macri, pero las instalaciones edilicias no estaban terminadas.
Después de estar todo congelado durante unos meses, por la transición del traspaso del mando presidencial y algunas indefiniciones en cuanto a algunos cargos en la AFI, la instalación de la moderna y lujosa cueva de espías volvió a tomar impulso. Todo indica que el “control” de la “tecnología” no estará supervisada por el “enlace” que Langley había enviado a Buenos Aires.
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Los preludios del vocero Duhalde
Teniendo en cuenta el escenario descripto, a vuelo de pájaro y sin entrar en detalles más específicos, las repudiables manifestaciones del ex presidente no deberían ser pasadas por alto ni minimizarlas. Duhalde debería explicar qué información tiene para afirmar que “es ridículo que piensen que el año que viene va a haber elecciones“.
Según el ex mandatario, “la gente no lo sabe, no lo lee, o se olvida, pero entre el 30 y el 83 hemos tenido 14 dictaduras militares. Quien ignore hoy que el militarismo se está poniendo nuevamente de pie en América no conoce lo que está pasando“. También aseguró —el lunes en el programa “Animales Sueltos”, por América— que la Argentina es “campeona de las dictaduras mundiales”. Y en menos de 24 horas ratificó sus dichos en una entrevista a radio Rivadavia: “Digo lo que pienso y creo tener fundamentos para hacerlo”.
Los argumentos de Duhalde son similares a los que utilizó la oposición en Bolivia entes del golpe. “Cuando el deterioro social llega a un límite de anarquía” las cosas toman “olor a sangre”. “Éso es lo que pasa en el mundo. Tratemos de ver cómo solucionamos el problema de la gente, que está desesperada” y ratificó que el país vive “un momento preanárquico“.
Durante su intervención en el programa “Animales Sueltos”, ex gobernador bonaerense no olvidó en remarcar lo que ocurre en Brasil, Bolivia, Venezuela y Chile. “Quien ignore que hoy el militarismo se está levantando otra vez en América es porque no conoce lo que está pasando. ¿O no sabemos que Brasil es un gobierno democrático cívico-militar? Sabemos lo que es Venezuela, lo que es Bolivia. Sabemos que en Chile queda solamente como factor de poder los carabineros y, como antes, el Ejército”, subrayó.
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Clima de desestabilización
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, aseguró que las declaraciones de Duhalde sobre la posibilidad de un golpe de Estado fueron “inapropiadas” y remarcó que la Argentina “ha decidido hace muchos años vivir en democracia”. En declaraciones a los periodistas acreditados en la Casa Rosada, el funcionario destacó que “el grito de Nunca Más es una bandera para todos“.
“El año pasado, en una región donde hubo movimientos tumultuosos, con algunos golpes institucionales, la Argentina decidió avanzar en una transición pacífica y democrática”, remarcó. Y además aseguró que “obviamente va a haber elecciones el año que viene” y que se mantendrán las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
Cafiero ratificó lo expresado por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, respecto a que las Fuerzas Armadas tienen la vocación de defender las instituciones de la democracia. En declaraciones a Radio Rivadavia, Rossi había dicho que el planteo de Duhalde “es un escenario absolutamente improbable: las Fuerzas Armadas están absolutamente integradas al sistema democrático”.
El diputado nacional del Frente de Todos Leopoldo Moreau también se sumó a las voces que criticaron los dichos de Duhalde. “No hay ningún lugar para un golpe de Estado” y advirtió que con esas expresiones “se está sumando a un clima de desestabilización“.
Tal vez, haya sido Moreau quien mejor analizó las advertencias del ex mandatario. “Hay sectores de la derecha argentina que no se resignan y no pueden admitir que perdieron la elección y quieren impedirle gobernar y atarle las manos al Gobierno. Nos quieren hacer creer que cuatro pelagatos ganaron las calles”.