UN DÍA ACIAGO: los mártires de Plaza de Mayo de 1955 todavía no fueron redimidos por el pueblo

Una imagen que todavía no se borra de millones de peronistas como la fecha. (Foto: Redes).

BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Servando Sanmartín). Todavía repercuten en los oídos de los argentinos la masacre que fue contra el pueblo argentino que por esas horas caminaba, fuera de toda órbita de odio, en la mañana del 16 de junio de 1955, en cercanías y por derredores de la Plaza de Mayo.

Sólo por dar cabida al más tremendo odio a lo nacional, por un grupo de apátridas a las órdenes del asesino almirante Isaac Rojas, quien nunca fue juzgado por la Justicia y que encabezó “el comienzo de la decadencia casi a perpetuidad de los argentinos”. Porque a partir de allí la derecha odiadora de los símbolos patrios y de los próceres que nos dieron la Patria se encumbró para no dejar más el poder, salvo algunos pequeños momentos entre 1973 y 1975, y luego entre 2003 hasta el 2015. Pero allí todavía no fue lavado el honor y la sangre de los más 300 mártires y 700 heridos que fueron masacrados todo para dar cabida al odio arrastrado, y que todavía arrastran hordas de pusilánimes que no creen en cuarentenas, no creen en Dios y si se hacen de creer, son cínicos a la mirada del Creador. Porque se persignan igual que Macri y luego quieren bailar en la calle en plena cuarentena.

De esto no hablan el teniente primero Joaquín Morales Solá, o el alférez Luis Majul, o el agente Jorge Lanata, o la edecán Patricia Bullrich o la generala en situación de retiro Avelina Carrió, sino que siguen con sus crónicas que les permiten sentarse con los “grandes que adoran los billetes verdes de Washington, pero que cada vez tienen menos valor al igual que esas calles que adoran alrededor del Waldorf Astoria en New York, como les gusta tilingamente llamarla a la ciudad que se flagela entre millones de ratas que esc

Algunos medios de la época como editaron esa masacre que el pueblo no olvida. (Foto: Europa Press).

apan de sus cloacas para escaparle al Covid-19”.

Aquel día

Una agencia de la época como la Notimérica describió ese  16 de junio de 1955 así: Parecía una mañana tranquila la del 16 de junio de 1955 en Argentina. Los bonaerenses circulaban por la Plaza de Mayo en dirección a sus respectivos trabajos. Se esperaba que los aviones aparecieran en formación por el cielo como rechazo a la quema de la bandera nacional ocurrida días atrás. Sin embargo, todo se oscureció. Las aeronaves dejaron caer 14 toneladas de bombas en las inmediaciones de la Casa Rosada, matando a más de 300 civiles e hiriendo a más de 1.000. El objetivo era asesinar al general Juan Domingo Perón, inmerso en su segundo mandato.

’’Desde las elecciones de 1946, los sectores argentinos más conservadores no estaban contentos. Perón accedió al poder con el 52 % de los votos, generando tanto simpatías como rechazo. El avance en los derechos laborales, la mayor importancia de los sindicatos y su rechazo a la oligarquía redujeron el apoyo de las clases altas hacia su presidente, teniendo que convivir en un clima de conspiración constante. Tras un intento fallido de Golpe de Estado por parte de los militares después de los comicios de 1946, la presión del ejército se hizo latente. Los conjurados fueron ganando adeptos poco a poco con un plan determinado: hacer que la Casa Rosada pareciera Pearl Harbor, recordando el bombardeo japonés a la base militar estadounidense durante la II Guerra Mundial”.

Pero ese día también el plan falló porque los impulsores fueron detenidos y muchos de los sublevados huyeron al Uruguay. Fueron juzgados por un tribunal militar los generales y almirantes Olivieri, Toranzo Calderón y Gargiulo. Pero el cerebro siguió vivo, Isaac Rojas.

Recién en septiembre de ese año el golpe tuvo efecto, cuando los aviones de la Marina de Guerra atacaron directamente la Casa Rosada y allí Perón tuvo que huir.

Fuente: Europa Press

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