BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Seba Schwarcz). Los acorralás un poco y se destiñen. Así los muchachos que “representan a la izquierda argentina, que al final son unos pibes bonsai y yuppies de Wall Street”, que al no tener consignas ante la abrumadora arremetida de la “revolución libertadora del indigenismo, con Evo Morales en Bolivia, o como lo es Rigoberta Menchú en Guatemala”, o la esencia real del “nuevo peronismo que representa el kirchnerismo”, aparecen en toda su dimensión como “macristas camuflados”, que a la luz del día son funcionales a los amarillos que gobernaron “durante los últimos cuatro nefastos años”.
Alguien debiera decirles que pisen suelo real. No porque sus consignas utópicas no sean valederas o asimilables, sino que en todo contexto político cualquier expresión, por más nimia que sea ésta, necesita de acuerdos y debate.
Así analizando la respuesta de Nicolás del Caño que da en La Nación: “ ‘Un impuesto a las grandes fortunas no puede ser utilizado para cubrir el ajuste del Fondo Monetario Internacional’. Sin embargo, se diferenció de Juntos por el Cambio y planteó que su proyecto ‘es parte de un programa integral que plantea el desconocimiento de la deuda externa fraudulenta, ningún pacto con el FMI, la nacionalización del sistema bancario para poner en resguardo los ahorros y tener crédito barato para la construcción de viviendas, el monopolio del comercio exterior para cuidar las divisas y evitar las maniobras fraudulentas de los importadores y exportadores’ “. Pero macho, pará; está bien, lo debatamos, pero mientras tanto tratemos lo imprescindible, que los que “se hicieron ricos a expensas de los pobres de este país, devuelvan aunque más no sea un eslogan ese ‘aporte patriótico’, que es para fortalecer el sistema de salud de la Argentina; o sea, para ustedes mismos. O es que viven en otra galaxia, donde no existen los pungas, avivados, ni las probetas ni los científicos ni los Covid-Sars-X”. Se los digo, así con énfasis y con mucha rabia: dejen de mentir un poco, hagan un discurso realista y debatan ante de tomar decisiones, que cada vez más los alejan de los pueblos. Por ello, cada vez son menos los que los votan.
