LO QUE PERDIMOS LOS BOLIVIANOS: recuerdos del Uyuni del Evo y del Dakar

La llegada de los automovilistas del Dakar 2017 a Uyuni. El sueño de sentirse dueños de su propia tierra y la esperanza de brindarle al mundo hospitalidad y hermanamiento. Luego llegaron "los vendepatria" sedientos de dinero. (Foto: Archivo de EL SOL ABC).

UYUNI, Potosí, Bolivia (Especial para EL SOL ABC-Por Negri Antelo). Es como un viento blanco salido del Hayna Potosí, desértico, enfermo, olvidadizo, que ha cubierto con su manto muy frío todo el territorio de la Bolivia Pluricultural, a lo que ahora se suma la pandemia del Covid-19, que dan ganas de llorar, de ver el desierto de ideas, de conquistas, de esperanzas, que hay ahora y que habíamos conseguido todos los bolivianos bajo del liderazgo de Evo Morales.

Y esto es bueno, para que las tristeza no nos mate y nos deje la visión que pudimos alguna vez, y que si lo intentamos de nuevo, podemos. Porque nos hicieron olvidar con trampas, con un genocidio que alguna vez la Justicia de los hombres, pero no sin antes pasar por la de Dios, el Grandísimo, tendrá que ir tras de aquellos que se ufanan dueños de todo.

Aquí el francés campeonísimo del rally, Sebastien Loeb, es apretado con fuerte beso por una de las tantas asistentes que flameaban con orgullo la bandera boliviana. ¿Por qué se perdió todo esto? (Foto: Archivo de EL SOL ABC).

Menos mal que la esencia del pueblo está otra vez en las calles y en las rutas, pidiendo por lo que le perteneció desde siempre; y  son los Áñez, los Murillo, los Mesa Gisbert, los Camacho, los Foronda, los Pumari, los Monteros Torrico, los Kaliman y tantos otros duendes golpistas los que la verdadera Justicia les pida rendición de cuentas alguna vez. Lo que hicieron, en medio de un vendaval de crecimiento y orden, es que entraron vendiéndose  a los norteamericanos para destruir todo lo que costó avanzar desde casi cero en 13 años de Gobierno plurinacional; sólo por el odio y los deseos de saquear lo que tanto nunca antes se había tenido: las arcas del Banco Central de Bolivia con más de 43 mil millones de dólares. Algo inimaginable antes y que el gran Evo lo había hecho, con tenacidad e inteligencia, con amor a su Patria. Lo que jamás tendrán los ladrones escudados detrás de Dañine Áñez.

Por ello, es bueno tener memoria y recordar punto por punto, lo que los bolivianos vivimos de mano de la gran revolución pluricultural en todos los campos. En este caso recuerdo lo que era Uyuni antes y después de Evo Morales.

El recuerdo

Así como comento esto lo de Uyuni, miles de pueblitos como de ciudades de todo el territorio nacional fueron puestos a la luz del progreso, de la inversión y de la exigencia de hacer lo que se debía hacer: que lo entregado por el Gobierno se ejecutara. Bueno, todo ello se perdió. Primero porque Dañine “no tiene idea de lo que es gobernar, además de no estar preparada intelectualmente  —que en este caso es un caso de estudio, porque Evo tampoco tuvo escuela, pero tenía personalidad e inteligencia superiores, además de honorabilidad incaica, virtudes que pocos tienen—  a lo que hay que agregar su irresolutismo y débil personalidad muy influenciable”.

Recuerdo en la década de los 90 cuando sabía acompañar a mi madre a vender mercadería por mayor a Tupiza y Villazón, y a veces viajábamos en el Tren Internacional de La Paz-Villazón. Sabía detenerse en la mañana cerca de las 9 en el pueblito de Uyuni, que no sobrepasaba las 6 mil personas y que la estación se sabía llenar de vendedores de todo tipo: principalmente comida para el desayuno y alguna que otra artesanía. Allí el tren se detenía media hora. Ese era uno de los pocos ingresos, a los que había que aumentar los magros pesos por la venta de sal, donde más de 100 familias se dedicaban a la minería en pequeña escala. Una plaza de pueblo pequeña, una iglesia y una sede policial, eran las grandes edificaciones del pueblo.

Luego con el devenir de Evo Morales y el proyecto de explotación por parte del Estado del salar de Uyuni, la suerte de los pobladores del desolado lugar comenzó a cambiar.

Llegó el progreso, llegaron más comerciantes, más inversiones en escuelas, hoteles, oficinas bancarias, casas para artesanos, talleres metalúrgicos y tantas actividades más, que de esos 6.000 se pasó luego de 2009 en adelante a los casi 25 mil habitantes de la actualidad.

Es bueno recordar que con la creación de YLB (Yacimientos de Litio Boliviano), además se trajo a Uyuni la instalación de representaciones de empresas japonesas, alemanas, coreanas y rusas, que comenzaron a trabajar en joint ventures para brindar soporte tecnológico para la construcción de grandes soportes mineros para la explotación del “oro blanco”, que es el litio.

Hoy, todo eso se perdió por ladrones como Pumari o la misma Áñez o el mismo Camacho, que otra vez se convirtió en el “rey de la cocaína” en Bolivia.

En este recuerdo también cabe lo que fueron las competencias Dakar que se dieron entre 2014 a 2017. Durante 4 temporadas Uyuni brilló en lo alto del mundo, no sólo por la belleza extraordinaria de su salar, sino porque el mundo descubría que aquel niño aborigen de los vastos campos de Oruro había hecho florecer uno de los pueblos que fue llamado a ser “la caja del tesoro” para todo el pueblo boliviano. Si todavía queda un poco de seso en las cabezas de los trasnochados y sin gloria, quizás se pueda recuperar.