LITERATURA: Nanque mira a través de un Octaedro

La Tierra y los demás planetas son cúmulos de millones de millones de octaedros recubiertos de una gruesa capa de matices que los hacen casi redondos. (Foto: Google).

SALTA (Especial-EL SOL ABC). Descifrar los caminos de la vida, que a su vez es simple y compleja, hacen de Nanque un caminante perfecto para que te acompañe en el estudio de esos códigos, que a veces están ocultos u otras veces se manifiestan plenos.

En esta Semana Santa, es bueno distraerse buceando desde lo espiritual, desde nuestro interior recóndito, con las claves que nos ayudan a comprender y vivir con más libertad, dejando atrás esas viejas ataduras que no nos dejan ser felices.

Por ello EL SOL ABC les presenta:

OCTAEDRO

Ocho rostros
Ocho ojos
Ocho oros
Ocho moros
Ocho lodos
Ocho coros
Ocho poros
Ocho codos
Toma un papel y lápiz, que hay dimensiones que no conoces.
Ocho rostros son los que tuvo Miguel de Cervantes antes de su paso a la Eternidad
Ocho ojos son de la Medusa que engañó a Ulises, antes de reencontrarse con Penélope
Ocho oros llegaron a manos de Judas antes de entregar al Hijo de Dios
Ocho moros asaltaron el castillo de los Reyes Católicos antes del Colón de Génova
Ocho lodos surcaron el cuerpo de Marilyn Monroe para convertirla en la Venus de Broadway
Ocho coros siguieron hasta su tumba al gran Martin Luther King
Ocho poros tenía el filtro de aire del Apolo XI de Amstrong, Aldrin y Collins
Ocho codos aparecieron en Wuhan (China), en derredor de la casa del número cero
¿Sigues anotando?
Si analizas la vida del mundo, si sacudes el polvo de la historia, todo está en un octaedro regular
Allí donde las aguas cristalinas de tus lágrimas no advierten, pequeños poliedros hacen al conjunto
Si hasta la nube que pergeña tu lluvia guarda esa geometría perfecta, que nadie descifró
Bailas un ritmo que te mece en aristas invisibles, que conforman caras que son espejos menos exigentes
En el incandescente mundo trivial de las células éstas juegan su juego, pretendiendo escapar al desorden, al caos, mientras el cuerpo gigante y envolvente que las sostiene anda sin rumbo jugando con la muerte. No sabe que sólo el detenimiento, la pausa, el alinear el Espíritu, con el Cuerpo y la Mente, son la llave para detener la enfermedad que es parte de ese desequilibrio.
¿Entiendes?
Ocho rostros, que son los tuyos y que se repiten en todas las mujeres del mundo
Ocho ojos, no los hay celestiales sí de colores intensos como el Mediterráneo
Ocho oros, que no sabes que te compran
Ocho moros, tu originalidad viene de esos genes
Ocho lodos, que te embarraron hasta sentirte plena
Ocho coros, cantos imperecederos que te acompañan hasta tu morada final
Ocho poros, tu piel transpira amor todas las horas del día
Ocho codos, que por la enfermedad son los recovecos que te enseñan a vivir
Sin saber de Geometría, eres un poliedro a acomodar.

 

   Por NANQUE, El Euclidiano (Marzus-XXIX-MMXXI).