BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por W. Panzeri). Parece que todo estaba prediseñado para que Francia fuera el campeón mundial de Qatar 2022. Tanto que los franceses amantes del fútbol siguen mostrando algunos aguijones despreciativos sobre lo que fue ese memorable partido en el estadio Lusal y que desnudó a una selección gala falta de lucidez y de argumentos futbolísticos contundentes para coronarse como la mejor del planeta.
Tanto que Infantino como Macri –su gran amigo- sabían de lo importante, a nivel político, que Macron sea el gran ganador, porque de esa manera el segundo revitalizaba sus sueños de seguir presionando para entregar la AFA a sus mandantes, para hacer los grandes “negocios” que favorezcan a sus socios.
Así que el triunfo de la Scaloneta fue un baldazo de agua fría a esas ilusiones megacorporativistas, donde el valor de los hombres poco cuenta sino su saldo bancario.
Es por ello, que en Francia todavía hay un resuello de bronca y desazón, porque miran y lo siguen haciendo al partido donde la Selección Nacional les puso la realidad ante sus narices, diciéndoles que en el fútbol latinoamericano todavía fluye el talento y el arte sobre una redonda, que nace en los potreros, en las calles, en las veredas, o en los rincones insólitos de un hogar, donde los niños matizan sus horas moviendo un fulbito que a veces es de plástico, otras veces unas decenas de medias viejas. Hasta se dan el lujo de relatar cada una de sus efímeras hazañas como si fueran el gran Víctor Hugo. Y eso lo demuestran los miles de videos virales que circulan por las redes, donde familias completas lloraron de emoción incontenible ver a Lionel, a Enzo, a Rodrigo, al Dibu, al Fideo, a Julián, dibujando arte ante los franceses, que todavía les cuesta digerir.
Y todo ello uno lo sigue palpando cuando lee las crónicas de los medios franceses, que por momentos todos tienen ganas de gritarle a Messi, que “se vaya de Francia, por haberles hecho tomar el más amargo trago de cicuta”.
En la Argentina, como si no nos hubiésemos emocionado todos, sigue un grupete hasta soñando que Scaloni “no renueve con la AFA” o que Tapia debería irse.
Solo que el sentimiento por la Selección no tiene límites, tanto que sobrepasa cualquier intriga maliciosa del mismo grupete.
