La Tierra no se perderá por las guerras, sino por el terrible consumismo y destrucción del hombre

La Tierra marcha a su colapso total. Pareciera que nadie está enterado y todos viven como si viviesen en otro planeta. (Foto: Soho Stock).

WASHINGTON, EE.UU. (Especial- Blog Stefano Casirelli-Red Oculta). Si la década del 60 hubiese sobrevivido, la Tierra  —nuestro sagrado hábitat— sería más confortable, hubiera menos polución, las ballenas no se dejarían morir, los pueblos árabes tendrían más felicidad, China y EE.UU. estarían sin disputas y los países tendrían cambios democráticos menos traumáticos, según estudios de varios sociólogos y antropólogos de la Universidad de Roma, lugar donde existen gabinetes de investigación sobre qué será lo que hará desaparecer la vida de nuestro planeta.

Allí también, los estudiosos e investigadores, toman a la Tierra como un ser vivo, como lo hacían y lo hacen los pueblos primitivos y originarios. El culto a la “Pachamama”  –vocablo incaico— es el culto y respeto a la Madre Tierra, donde ella consagra todas sus venas intestinas para darnos alimentos, agua y aire para vivir el poco tiempo que nos toca vivir a todos en promedio.

Algunos cultores de las tradiciones incaicas en el Cuzco (Perú) aseveraron a una radio local que, por ejemplo, “lo que le pasó a Kobe Bryant, excelso jugador de baloncesto norteamericano, es porque todo este mundo materialista se mueve creyendo en los resortes de su propia capacidad, de su propio poder, y se mueve como si fuese dios infinito sobre la Tierra. Mientras que nosotros los indios no damos un paso sin pedirle permiso a la Pachamama. Para procrear, para sembrar, para cosechar, para viajar, para descansar, para todo nuestra Madre Tierra debe saber de nuestras intenciones. Por ello, muchos no se explican cómo suceden y por qué suceden las cosas, porque la integralidad cósmica y la terrícola se unen para que se manifiesten sobre tu cabeza: todo te lo es dado, nada es tuyo, es prestado. Y eso no tiene cabal comprensión para la mayoría de los pueblos. Por eso estamos exterminando la vida en el planeta”.

Gobernantes impúdicos

También estos confesores cuzqueños que fueron invitados por la universidad romana para que les expliquen en profundidad todas las enseñanzas tradicionales de los pueblos incaicos, que dejaron como manifestación de su culto a la Tierra la grandiosidad de Machu Picchu.

Por último, dijeron que “todas las venas de la Tierra están infectadas, contaminadas. En su revulsión, como espasmos de dolor, el ser vivo que es la Tierra se retuerce de dolor y produce lo que llamamos grandes catástrofes, grandes sismos, grandes tormentas, grandes incendios. Y esto se va a incrementar mucho más si no paramos esta locura”.

Y volviendo a la época del hipismo, corriente liberadora del hombre, y que ahora se entiende la idea del “hombre en armonía con el Universo, con la Tierra, con los seres vivos de todos los continentes” fue desacreditada por los mismos enemigos de la Tierra, los que hicieron “asesinar a John Lennon, a Martin Luther King, a Robert Kennedy, al Che Guevara”, porque estos ángeles van en contra de la corriente que “son buenas las guerras, es bueno destruir tu hábitat, es bueno comer como marranos así no tengamos hambre. O perdernos en alcohol para luego matar a otro hombre o a la madre de tus hijos. Esta locura debe parar, no podemos seguir así. Debe volver el movimiento pacifista del hipismo”, es lo que se ha comenzado a cultivar de a poco en algunas comunidades de las montañas italianas.

Mientras los analistas ven otro mundo

Mientras los estudiosos políticos y analistas tienen una mirada corta y poco profunda de la situación actual del planeta, mejor dicho de la Madre Tierra. Por ejemplo, Sergio Rodríguez Gelfenstein, de origen venezolano, centra su mirada en China y EE.UU.

Dijo en su blog, casi a fines del año pasado, que “suponer que el reciente anuncio de que China y Estados Unidos habían acordado un texto de ‘primera fase’ en la controversia iniciada por el presidente Trump en marzo de 2018, es sólo una pausa que debe ser entendida en esa dimensión habida cuenta de la diferencia de interpretaciones que una y otra parte le han dado al convenio.

’’Vivimos los últimos días del año 2019 que va feneciendo con una gran carga política y el detrimento de la economía a nivel global. Se ha señalado que la causa fundamental de este deterioro viene dada por la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China”. Quizás allí está el punto, quién o quiénes incentivan esta disputa, que es muy dañina para el resto de la comunidad de pueblos del mundo, aunque parezca otra cosa.