
BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por Seba Schwarcz). Como si una marea roja los atravesara de plano a plano, así mostraron sus rostros todos los funcionarios del régimen que asistieron al Tedeum por el 25 de Mayo en la Catedral Basílica de la Ciudad de Buenos Aires, encabezado por al arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva.
En la celebración de una de las fechas patrias más cercanas al corazón del pueblo argentino, todo el lustre de la caterva de antipatriotas se dio cita por obligación a presenciar y escuchar la honra religiosa que sigue la tradición de los patriotas de Mayo en 1810, cuando la mayoría del pueblo reunido dio el primer paso constitutivo de la República que luego naciera el 9 de Julio de 1816.
Un anciano erguido en las afueras de la Catedral, luciendo orgulloso su Escarapela Nacional, nos dijo al pasar: “Todos ataviados para servirse de la República, pero la procesión va por dentro. Muchos de ellos saben que irán a prisión luego del desastre ocasionado al pueblo”.
Pero el hecho más curioso lo dio Milei, antes de la celebración religiosa, cuando ingresaba a la Catedral. Allí seguido por su hermana Karina (ojos revueltos de odio) no saludó a Jorge Macri ni a Victoria Villarruel.
La estaca en el corazón
Mons. García Cuerva en su homilía fue directo al corazón y mente del régimen, donde cada palabra era un misil de destrucción masiva en estos seres sin alma, que están creídos que han venido para hacernos el bien.

Washington Uranga de Página 12 es el que mejor describe las palabras del arzobispo de Buenos Aires, cuando expresa en su nota de hoy: “García Cuerva fue el único orador y, como lo hizo en ocasiones anteriores, comenzó advirtiendo que sus palabras ‘quieren ser un aporte, a la luz de la Palabra de Dios, para la reflexión de todos los actores de la sociedad argentina’, aun sabiendo que luego, algunas frases puedan ser tomadas de manera aislada para querer alimentar la fragmentación.
’’A partir de un texto del Evangelio según Marcos, el arzobispo porteño afirmó que ‘experimentamos que se está muriendo la fraternidad’ en la Argentina, ‘se está muriendo la tolerancia y el respeto; y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unidad, una Patria de hermanos’. Milei escuchaba en solitario en primera fila, en un lugar preferente que le fue asignado”.
“Nos mintieron muchas veces y nos hicieron perder las ganas de participar”, aseveró el dignatario eclesiástico.
Además, dijo que “nuestro país también sangra: tantos hermanos que sufren la marginalidad y la exclusión; tantos adolescentes y jóvenes víctimas del narcotráfico que en algunos barrios es un Estado paralelo; tantas personas que están en situación de calle; las familias que sufrieron las inundaciones; las personas con discapacidad; tantas madres que ya no saben qué hacer y cómo evitar que sus hijos caigan en las garras de la droga y el juego; los jubilados que merecen una vida digna, con acceso a los remedios y a la alimentación; herida esta que sigue abierta y sangra hace años, pero que como sociedad tenemos que curarla pronto”; esa era la estaca roble que atravesó hasta el más impertérrito de los ‘invitados especiales’.
Finalmente, luego se dio el acto de cambio de guardia del Regimiento de Patricios cumpliendo solamente el protocolo establecido para este acontecimiento patrio, pero nada de emoción y alegría, como lo demostró un Milei sin escarapela, que muchos dicen que “él sólo ama su Israel querido”. Así estamos.