MANCHESTER, Inglaterra (Especial-Marca). La Premier League es una liga vibrante. De puro nervio, altibajos y continuas sorpresas. En definitiva, no apta para cardíacos. La última jornada no podía ser menos. Manchester City y Liverpool llegaban a la última jornada con opciones de alzar el cetro liguero inglés. Y ambos, hasta el final., ofrecieron un digno espectáculo que honra al campeonato.
El Etihad Stadium y Anfield se convirtieron en dos epicentros impregnados de gritos, nervios, transistores y también tablets y smartphones, por aquello de las nuevas tecnologías.
El Liverpool tomó ventaja primero, aunque no alcanzaba el liderato. Y eso que recibió el primer disgusto casi sin tiempo para saltar al césped. Pedro Neto marcaba a los tres minutos para el Wolverhampton y enmudecía una de las catedrales del balompié. Sin ser invitado a la fiesta, se encargó de poner las cosas difíciles desde el principio del encuentro.
También el Aston Villa, que vio como Matty Cash ponía a prueba el ritmo cardiaco de los citizens (min.37) mientras que Philippe Coutinho activaba la alarma del conjunto de Pep Guardiola con otro tanto en el 69′. Tanto el brasileño como Steven Gerrard desde el banquillo, leyendas del Liverpool, quisieron hacerle el favor a la entidad de sus amores. 0-2 en contra y Sadio Mané apareciendo, con gol en el 28′, obligaba a poner la vista en ambos terrenos de juego segundo a segundo.
Gündogan fue el héroe
Pero el fútbol y la épica se entiende a través de héroes. Y, cuando peor lo veía el líder, Ilkay Gündogan (saliendo desde el banquillo) se disfrazó de Kun Agüero para sembrar la locura en el Etihad. Casualidades del fútbol, apunta a salir de la entidad en el próximo mercado de pases. Un doblete en el minuto 76′ y 81′, unido a otro gol de Rodri en el 78′, hacía justicia para los locales, superiores en la segunda parte.
De nada sirvieron los goles de Mohamed Salah en el tramo final del encuentro (máximo goleador de la Premier League con 27 dianas) y de Andy Robertson a 34 millas de Manchester. El Liverpool, titánico e inmenso durante todo el curso, se quedó a la orilla del título liguero y de lograr un curso histórico. La final de París puede cerrar, aun así, un círculo inolvidable. Pero, mientras tanto, la alegría reinaba en el noroeste de Inglaterra. El City vuelve a dominar y amplía también el legado de un Pep Guardiola que ya suma cuatro títulos de Premier League.
