SANTA CRUZ DE LA SIERRA, Bolivia (Especial para EL SOL ABC-Por Negri Antelo). En un acto de locura extrema en la que parece haber entrado la mandataria de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, ha dejado un tendal de críticas a su “arremetida sin sentido contra el Gobierno de la Argentina, queriendo echarle culpas por todo lo mal que viene gestionando el régimen que tomó mediante un cruento golpe de Estado contra el presidente Evo Morales Ayma en octubre del año pasado”.
Y en la boca de Áñez las palabras “abusivo”, “valores republicanos de Bolivia”, “actuar contra las instituciones de Bolivia”, “autoritario”, son pocos creíbles y alguien con buen tino y tacto en Bolivia debiera decirle que “por favor tome unos minutos para ver el video de lo que fue su toma del poder sobre los cadáveres de miles de personas asesinadas en Shenkata, El Alto, en Cochabamba y otras partes del país, silenciadas por el régimen que ella encabeza y tantas aberraciones que el mundo se enteró por medio de las redes y por algunos periodistas que nos animamos a escribir y describir de lo que vive todavía el país en la actualidad”, donde además se prepara el “más grande fraude contra el candidato del MAS Luis Arce Catacora”.
No, esta mujer no está en su sano juicio y debiera tomar nueva medicación, porque no le hace bien a Bolivia ni a su gente, cuando es Argentina el país que más ayuda brinda a los millones de compatriotas que residen en la Argentina. Además, que siempre “auxilió a Bolivia en épocas de epidemias e incendios, como fue el incendio de la Chiquitanía el año pasado”. Alguien debiera asesorarla mejor y decirle que debiera “pedir disculpas a un país, que eligió ‘democráticamente’ a su presidente y que no es ningún paracaidista, y que además brindó auxilio al depuesto presidente Morales Ayma, que su régimen intentó asesinar con complicidad de los agentes al servicio de EE.UU. dispersos en toda Latinoamérica”.
No por hacernos los bravucones los bolivianos defendemos los valores republicanos y la democracia. Los defendemos dando cuenta en la Justicia de todos los atropellos que cometimos en pro de falsas premisas y de egoístas posturas en defensa de intereses personales. Por ejemplo, cuando decimos “la verdad al mundo de lo que realmente pasa con los recursos mineralógicos que se entregaron a las corporaciones estadounidenses”. Y tantas cosas más.
