FUERZAN A UNA GUERRA MUNDIAL: desde EE.UU. se busca una confrontación entre India y China para salvar al capitalismo

Imagen de archivo, donde luego de varias escaramuzas entre tropas chinas e indias, hubo acuerdos de paz. Pero ahora EE.UU. fuerza un nuevo conflicto. De esa forma tienen pretexto para venderle armas a la India. (Foto: Agencia Xinhua).

PEKÍN, China (Especial- EKAI Journal). Esta pandemia ha puesto con claridad cuál es la potencia mundial de estos momentos. China ha demostrado muy claramente con respuestas rápidas de todo su sistema de salud que es una potencia como país en todos los órdenes. Y es ello, lo que la convierte en “bocado apetecible” para el “gran monstruo” que es la dupla EE.UU.-Israel, que siguen siendo dueños del mayor conglomerado mundial de armas. Uno pone el espacio físico y el cartel y el otro, el dinero y la materia gris. Sólo que ahora la pandemia, ha demostrado que sólo les queda eso. Porque tanto han arrinconado al mundo con sus acechanzas de piratería, robo, saqueo y destrucción, que ha hecho que varios países comiencen a crear “los anticuerpos” contra estos “monstruos de la barbarie”.

Distintos medios internacionales que no pertenecen a la cofradía capitalista, han comenzado a mirar con desconfianzas “los apoyos explícitos de Donald Trump a la India y de las reuniones de los altos mandos indios con los estadounidenses”. Recientemente, se informó sobre una refriega fronteriza en la India y China. El Ejército indio dice que al menos 20 soldados fallecieron en un nuevo conflicto y que también hubo heridos en el lado chino. China no confirmó ninguna víctima. El lugar donde se produjo el último enfrentamiento se sitúa en la frontera de facto, llamada Línea de Control Actual (o LAC, por sus siglas en inglés), en concreto, en el valle de Galwan, en Ladakh”, informaba en su momento la BBC de Londres.

La CIA principalmente está actuando en Hong Kong tratando de incentivar el conflicto de este municipio con Pekín. Lo mismo lo hace proveyendo de armas a Taiwán. Como se verá todos los conflictos apuntan contra China, que es el rival a vencer y es además el que lo ha sobrepasado en todos los órdenes. Culpan a China que por su culpa ya “el dólar no tenga valor y a nivel internacional ya no es la moneda de refugio, porque Norteamérica no ofrece ninguna garantía; menos ahora que es el mayor foco de Covid-19”.



Una guerra mundial para salvar el capitalismo

 Este es el análisis que hace Ekai Center, sobre los porqués de buscar una guerra mundial para salvar al capitalismo, que muchos dicen que ha entrado en una “muerte terminal”:

1. Nuestros lectores ya han oído hablar, de forma más o menos seria, sobre el impacto “positivo” de las guerras sobre la economía. No es ninguna tontería. Las guerras –que, en principio, son procesos de destrucción- generan inversión, puestos de trabajo y grandes oportunidades de negocio.

  1. De hecho, la Primera Guerra Mundial fue decisiva para que –a la vez que se destruía la amenazante industria alemana- Estados Unidos se colocara como primera potencia mundial. La Segunda Guerra Mundial lo fue para la superación de la crisis de 1929, de la que Occidente no salió realmente hasta el estallido bélico. El contexto generado por esta guerra fue probablemente esencial para hacer posible la expansión de la postguerra hasta los años 70 y, con ella, la creación del estado de bienestar occidental.

La crisis de 1929 nos demuestra que una guerra mundial puede ser un instrumento idóneo para superar una crisis estructural generalizada.

  1. Como sabemos, todo parece indicar que, de hecho, Europa y Occidente se encuentran en una situación de crisis estructural desde los años 70, que sólo hemos conseguido extender en el tiempo durante las últimas décadas, a través de medidas corporativas que están destruyendo la estructura social y económica de Occidente, provocando el hundimiento demográfico y llevando a Europa a un papel crecientemente marginal en el mundo. Estas medidas (sobre explotación femenina, sobre explotación de trabajadores extranjeros, deslocalización, cuestionamiento del estado de bienestar, sobre-endeudamiento, …) sólo están consiguiendo retrasar el estallido social y económico, sin resolver los problemas de fondo de nuestra economía.
  2. Es conocido que un importante sector de la oligarquía corporativa occidental viene apostando por un conflicto bélico mundial contra Rusia y China tanto por razones geopolíticas como económicas. El objetivo sería neutralizar políticamente a ambos países, a la vez que se destruye fundamentalmente la capacidad industrial china, apropiándose de su mercado.
  3. Sin embargo, el contexto actual hace cada vez más difícil el éxito de estas estrategias. Por un lado, porque la capacidad nuclear de los grandes estados supone un evidente riesgo de aniquilación para todas las potencias participantes en el conflicto. Por otro lado, por el avance de Rusia en tecnología militar, que ha superado hace ya tiempo a Estados Unidos y mantiene con respecto a este país una ventaja tecnológica creciente.
  4. Las guerras pueden ser un instrumento extraordinario para superar crisis estructurales, pero sólo lo son para los países vencedores y para las empresas que sobreviven al conflicto.
  1. En este gráfico vemos reflejado con claridad el impacto de la guerra mundial sobre unos y otros países:

–         Las inversiones iniciales en armamento pueden ser por sí mismas –a corto plazo- un extraordinario empuje de la actividad económica. Muy especialmente si, como Estados Unidos, se lanzan a vender armamento de forma masiva a otros países.

–         La guerra genera una importante oportunidad de crecimiento y daños económicos limitados para los países participantes no invadidos (Estados Unidos, Reino Unido). Esto es, que no han sufrido la destrucción generalizada en su territorio.

–         Tras la finalización del conflicto, las empresas de los países victoriosos tienen capacidad de apropiarse del mercado de las empresas destruidas en otros países. Esta apropiación es facilitada, por supuesto, por el control político que consiguen los países vencedores. Esto hizo posible el enorme despegue de rentabilidad e inversión de las décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial.

–         Pero esta argumentación es también aplicable a las empresas supervivientes de los países destruidos por la guerra o perdedores, en la medida en que se les permita hacerse también con cuotas de mercado en su entorno. Este impacto fue muy claro en Alemania o Japón, que recibieron enormes ayudas tras la guerra con el fin de constituirlos como barreras frente a la amenaza del comunismo.

  1. En síntesis, quien inicia una guerra como instrumento para hacer frente a una crisis económica estructural como la actual debe asegurarse:
  2. De que, efectivamente, ese conflicto bélico va a generar una destrucción masiva de capital productivo suficiente para asegurar la rentabilidad de las inversiones de las empresas supervivientes.
  3. De que esa guerra se va a ganar y de que la destrucción productiva no va a afectar a los propios grupos corporativos que impulsan esta estrategia.