“Mi único deseo es que haya paz en el mundo y que toda la juventud nunca se olvide del horror que vivimos en los campos de Lodz o de Auschwitz. Que nunca olviden el horror del nazismo. Siempre les digo a los jóvenes que hay que estar agradecidos por lo que tienen”.
Las palabras brotan despacio pero firmes de boca de Hanka Grszmot, la sobreviviente de los campos de concentración nazis que hoy será protagonista de la conmemoración del Día del Holocausto que se realizará en Argentina.
Hanka quiere emitir un claro mensaje en esta conmemoración del 76° aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia, el heroico acto de resistencia judía contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. El mensaje de Hanka es simple: “El mundo no aprendió nada después de tanta locura. El terrorismo sigue vigente y hoy sigue habiendo persecución en el mundo. Por eso no debemos olvidar todo lo que ocurrió”.
Esta mujer polaca de 89 años tenía 9 cuando estalló la guerra en Polonia y fue trasladada al gueto. Luego sobrevivió a los campos de exterminio nazi de Lodz y Auschwitz. Allí estuvo treinta y seis horas frente a la puerta del horno de cámara de gas que se llevó a cientos de miles de judíos. Por azar o designio divino, Hanka pasó luego por distintos campos de trabajo y de aniquilación de Alemania. Escapó de ese horror por un milagro y ahora cuenta a Infobae, con lágrimas en los ojos, cómo la arrancaron de los brazos de su padre. Pero no pierde la calma.
“Los chicos en Varsovia lucharon mucho para no entregarse. Entonces para las futuras generaciones hay que decirles que no nos olvidemos de ese horror“, dice Hanka, que hoy participará del acto organizado por la DAIA en conmemoración del Día del Holocausto y del Heroísmo, ceremonia que se realiza desde 1949.
En la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner Hanka contará hoy una vez más los horrores que sufrió en carne propia. Lo hará junto al ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro; el presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits y el titular del Museo del Holocausto, Marcelo Mindlin.
Esta valiente sobreviviente del holocausto escribió el libro Hanka 753 con la colaboración de Alejandro Parisi. Se trata de un relato cuidado de su historia de vida. Y desde su departamento de Villa Crespo Hanka no duda un segundo en comentar ante Infobae: “El mundo está loco y no aprendió nada”.
A Hanka hay hechos o imágenes que no se le borran de la memoria y aún no encuentra explicación alguna. Como cuando dice: “Todos tenemos el mismo Dios, somos iguales. ¿Qué diferencias hay entre judíos y cristianos? ¿Cómo puede ser que haya habido tanto odio, que haya existido tanta maldad?”.
A sus 89 años a Hanka se la ve reluciente y enérgica. Y las preguntas siguen brotando de su boca y su mirada aguda con esos ojos celestes que la caracterizan: “No entiendo por qué sigue habiendo odio en el mundo. ¿No es mejor que haya paz en el mundo?“.
En 2015 Hanka viajó otra vez al campo de Auschwitz en la denominada “Marcha por la Vida“, un viaje que hizo con los estudiantes de la escuela ORT, quienes le hicieron sentir “el calor de madres e hijos”. Desde allí, no para de reiterar: “Aviso a toda la juventud que nuestros muchachos lucharon mucho en los bosques y pidieron a Dios que los mantengan en vida cuando se dirigían a Auschwitz. Por eso no podemos perder la memoria y debemos contar todo el horror que allí se vivió“.
Hanka dirá también, en otro mensaje a la juventud en este día de Conmemoración del Holocausto, que “cuando uno quiere, puede llegar. Si uno no quiere jamás se va a olvidar de los muchachos que lucharon allí. Cuando estábamos en Auschwitz nos prometimos que si sobrevivíamos íbamos a contar al mundo la vergüenza y el horror que se vivió allí”.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial Hanka tenía 9 años. Ella ya había perdido a su madre cuando tenía un año, y recuerda: “Cuando me sacaron a mi padre, en el año 1942, el mundo se vino abajo. Pero mis hermanas me decían ‘unos días, unos días más, fue a trabajar, va a traer plata y vamos a comer lo que queremos’. Nos quedamos tres hermanas y no teníamos comida. Ellas fueron a trabajar, yo no podía, tenía 12 años, no me dejaban. Sufrimos muchísimo hambre”. Estuvo en el gueto de Lodz y luego en Auschwitz: “Allí nos cargaron en camiones de carbón. Había colgado un hombre”. Sobrevivió a ese horror por milagro y hoy no deja de reiterar su mensaje de esperanza y paz al mundo.