EL CLÁSICO, UN BODRIO: a los jugadores y técnicos habría que decirles “dejen de robar, eso no es fútbol”

La pandemia ha demostrado además que los jugadores están súper inflados. Sin público además no da ganas ni de mirarlos. El público con sus cantos, con su folclor, son los que animan, pero que si es por el juego es para dormirse. Los técnicos deben cambiar su razonamiento, porque están matando al fútbol como arte. (Foto: Twitter).

BUENOS AIRES (Especial para EL SOL ABC-Por W. Panzeri). Esta es otra mentira que los técnicos y algunos escribas a sueldo, como comentaristas deportivos, nos quieren insuflar, que esto es fútbol moderno y un montón de adjetivos y sustantivos más. No, señores. Esto no es fútbol, esto es una amalgama de 22 jugadores, que se entrenan, que se cuidan, que los revisan, que ganan inmensos sueldos, con respecto a lo que ganan los demás mortales, que visten diversas camisetas, que les llaman profesionales, pero de ahí a que jueguen fútbol hay una distancia muy considerable.

¿Y por qué digo esto? Hace mucho que no veo un partido por tv, porque saturan, porque eso no es fútbol: eso es un campeonato de “correcaminos”, que van y vienen, que bajan y suben, que tocan a los costados, que hacen tiempo, que foulean como el que más, pero de ahí a pisarla, hacer dos o tres amagues, para sacarse por lo menos dos hombres de encima o de la marca, y así generar los espacios y dar mayores variedades a todas las posibilidades, para que el 9, 11 ó 7 marquen el gol, cosa que ahora se juega sin punteros y hacen que los marcadores de punta sean dos súper jets que bajen y suban, mientras los demás ven cómo se sacrifican en pro del resto. Una aberración total.

 

Tenemos autómatas sacrificados

El fútbol de hoy ha generado equipos autómatas, con 11 “picapiedras”  –como se les decía antes a los jugadores sin juego pero muy corredores y sacrificados por el resto—, donde el juego de la pausa, del cambio brusco de frente, del toque sutil y del dribling son materias que tanto Gallardo como Russo no manejan. Así también el resto de los técnicos del resto de los equipos del fútbol profesional argentino. Por sólo ganar, se han olvidado del espectáculo, del fútbol como arte, como hecho artístico.

Y River le va ganar siempre a Boca, por lo menos en esta etapa  —la era Gallardo— porque son 11 picapiedras que no se salen del libreto, a lo que le adosan mucha juventud y en ello está la ventaja.

 

El partido

Un partido anodino, sin variantes de belleza: arquero, pelota para el central o los delanteros, para que vayan a dividir con los adversarios. Los dos equipos lo mismo. Casi idéntico libreto, donde uno espera y el otro avanza para ver si saca un contragolpe. Muy parejo todo, sin ningún atisbo de creatividad.

Por ello, los dirigentes como técnicos deben volver a revisar los viejos manuales de fútbol, aquellos que nos dieron jugadores de la talla de Rojitas, Onega, Sívori, Houseman, Burro Ortega, Mané Ponce, Omar Perotti, el Negro Ortiz, Marcelo Trobbiani, el Bichi Borghi, Román Riquelme, y los dos incomparables Messi y Maradona. Porque, además con la pandemia, quién cuando se abra va a volver a los estadios. Esa pregunta deberían hacerla quienes dirigen el fútbol actual.

 

Síntesis

Boca Juniors: Andrada, Zambrano, Izquierdoz, López; Capaldo, Fabra, Campuzano, Medina (Varela), Maroni (Rojo); Tévez y Villa.

River Plate: Armani; Angileri, Díaz, Maidana; Casco, Enzo, De La Cruz; Palavecino, Carrascal (Álvarez), Borré y Suárez.

Árbitro: Facundo Tello.

Amonestados: Carlos Zambrano (BJ) – Medina (BJ) – Villa (BJ) – Casco (RP) – Varela (BJ).

Expulsados: Carlos Zambrano (BJ) – Milton Casco (RP).

Goles: Villa (BJ) – Palavecino (RP)