NUEVA YORK, EE.UU. (Especial-The Sun-Por Christy Cooney). Una ex modelo acusó a Donald Trump de agredirla sexualmente en el US Open de 1997.
Amy Dorris, entonces de 24 años, alega que Trump le metió la lengua por la garganta y la tocó en su palco VIP en el torneo de Nueva York.
En declaraciones a The Guardian, Dorris dijo que el ahora presidente la obligó a salir de un baño en la caja.
En respuesta al periódico a través de sus abogados, Trump negó con vehemencia haber acosado o comportado de manera inapropiada a Dor
ris.
Dorris, dijo que, después de abordarla, Trump “simplemente metió su lengua en mi garganta y yo lo estaba empujando”.
“Y entonces fue cuando su agarre se hizo más fuerte y sus manos estaban muy a tientas y por todo mi trasero, mis senos, mi espalda, todo”, dijo.
“Estaba en sus garras y no podía escapar. Sentí como si hubiera tentáculos en mí que no podía arrancar. Estaba tratando de quitarme los brazos y no me los quitaba porque no era lo suficientemente fuerte. Te imaginas esas ventosas de un pulpo y te están pegadas. Estás atrapado. Así es como me sentí”, alegó la ex modelo en reportaje para el matutino The Guardian.
Siguen apareciendo acusaciones
Dorris, ahora de 48 años, es la última de al menos dos docenas de mujeres que han acusado a Trump de diferentes formas de conducta sexual inapropiada, que van desde el acoso hasta la violación.
Numerosas fotografías que, según ella, fueron tomadas alrededor del momento del incidente la muestran posando con Trump, y su cuenta fue verificada por varias personas con las que habló en ese momento sobre lo que había sucedido.
Esas personas incluyen a la madre de Dorris y una amiga. También habló con otros amigos y un terapeuta en los años siguientes.
La madre de dos hijos le dijo a The Guardian que pensó en presentarse en 2016, cuando Trump se postuló por primera vez para la presidencia, pero quería proteger a su familia.
“Ahora siento que mis hijas están a punto de cumplir 13 años y quiero que sepan que no debes dejar que nadie te haga nada que no quieras”, dijo.
“No, relájate”
Dorris dijo que en 1997 vivía en Boca Raton, Florida, y que a menudo iba a Miami como parte de su trabajo como modelo.
Le presentaron a Trump después de que su entonces novio, el editor de moda y estilo de vida Jason Binn, quien era un amigo cercano de Trump, la llevara a Nueva York.
Describe haber conocido a Trump en el famoso edificio Trump Tower en Manhattan antes de partir para asistir al US Open.
Dorris dice que el asalto ocurrió cuando dejó el grupo para ir al baño, que estaba detrás de una pared divisoria dentro del palco especial para invitados vip al evento deportivo.
Ella dice que Trump estaba parado afuera del baño cuando ella salió, y que avanzó hacia ella luego de un breve intercambio.
Ella relató que le dijo: “No, lárgate”, pero dijo que “no le importaba”.
Dorris pasó tiempo en la compañía de Trump varias veces en los días posteriores al presunto incidente.
Cuando se le preguntó por qué, dijo que había viajado a Nueva York con Binn y que “no tenía dinero, ningún lugar adonde ir”, y agregó que la gente a menudo se “congela” después de sufrir experiencias traumáticas.
Dorris dijo que había escuchado las acusaciones presentadas contra Trump por otras mujeres y que estaba “harta de que él se salga con la suya”.
Los abogados de Trump le dijeron a The Guardian que las afirmaciones de Dorris no resistieron el escrutinio y que no parecía creíble que ella voluntariamente pasara tiempo con él en los días posteriores a un incidente como el descrito.
También dijeron que cualquier otro comportamiento habría sido presenciado por otras personas presentes y cuestionaron por qué las denuncias nunca se habían planteado ante la policía.
NdR: hay muchos claroscuros en las afirmaciones de la señora Dorris, pero como no es la primera, más los antecedentes por la forma en que procede Trump como presidente, de forma despreciativa y discriminadora, hacia otros colegas de distintas partes del mundo, que no están de acuerdo con sus posturas e ideología, amén de ordenar el avasallamiento del orden mundial con imposiciones y embargos asesinos como el que sufre la República Bolivariana de Venezuela, es que no podemos nunca creerle a un sujeto como Trump que está acostumbrado a las tropelías. ¿Nadie entiende cómo pueden los EE.UU. tener como presidente a un abusador de mujeres?
