El juez federal Alejo Ramos Padilla recibió buenas noticias desde los tribunales de Comodoro Py: le cerraron una causa que había radicado en su contra el falso abogado Marcelo D’Alessio, pieza clave de la red de espionaje político judicial que se investiga en Dolores. En un fallo, al que accedió Infobae, el juez Marcelo Martínez De Giorgi cerró por inexistencia de delito una denuncia que había radicado la defensa de D’Alessio diciendo que había sido forzado a poner la huella en un teléfono Iphone, secuestrado en su causa, unos días después de su detención.
El dato no deja de llamar la atención por la tensión provocada entre Dolores y los tribunales de Retiro. Aquí se trata de una historia colateral a esa pelea que se remonta al 21 de febrero. El escándalo por la denuncia del ruralista Pedro Etchebest en Dolores ya había trascendido dos semanas antes, la diputada Elisa Carrió había impulsado su denuncia por la llamada operación Puf y Marcelo D’Alessio pasaba sus primeros días tras las rejas.
Incluso, consternado, en su indagatoria, D’Alessio había dicho: “Póngame a alguien de Prefectura en quien confiar, con Valeka (su esposa) y los dos chicos, hago lo que usted quiera. Ya está. Ya se publicó para quién trabajo. ¿Me dieron el cargo? No me dieron el cargo. Soy un boludo. Me cagaron. Quiero colaborar y estar con los chicos. Se lo abro ahora si quiere el Iphone. Entre a mi Samsung 8 que en el Telegram está todo”. Sin embargo, advirtió: “Tenemos que abrir el Iphone sin señal, sin el chip, no prendan el Iphone con señal de celular o celular de Wi Fi porque se va a romper lo que hay adentro”.
El teléfono no se rompió y de hecho ahí se pudieron encontrar pruebas. Pero para abrirlo el falso abogado fue trasladado a la sede de la División Cibercrimen Naval Argentina, en avenida Madero al 300. No estuvo presente por un tema de salud su abogado Claudio Fogar, pero participó su perito de parte Rubén Martin junto a expertos oficiales y de querellas, funcionarios judiciales y de seguridad. Lo que pasó allí derivó en un habeas corpus en favor de D’Alessio y una denuncia penal contra Ramos Padilla que quedó radicada en Comodoro Py 2002.
Ahí se sostuvo que D’Alessio “había sido amenazado” durante el peritaje de los aparatos telefónicos que se le secuestraron en el expediente que nació en Dolores. Según la defensa, el secretario judicial de Dolores le advirtió a D’Alessio que si no colaboraba con el desbloqueo de los celulares incautados se procedería en su contra “por la fuerza”. Por su parte, el perito de parte afirmó que el juez Ramos Padilla no le habría permitido retirarse del procedimiento.
El juez Martínez De Giorgi quedó a cargo del caso. En el expediente declaró la esposa de D’Alessio y contó que la tarde del 21 de febrero la llamó su marido preso y le dijo que estaba en Prefectura. Le advirtió que necesitaba la clave del celular de su hijo. Contó también que, al no entender lo que estaba ocurriendo, le hizo unas preguntas en referencia a su abogado y al motivo del peritaje, pero su pareja le contestó: “Se lo tengo que dar porque si no es por las buenas es por las malas”. La mujer se puso “muy nerviosa”, le preguntó la clave a su hijo y luego se la dio a su marido. El detenido agregó: “Llamalo a Claudio, porque no vino Claudio (sic). Estoy solo”. La mujer llamó entonces al defensor, tal como se lo encargó su marido.
El 22 de febrero de 2019, entre las 11:00 y 12:00, recibió un llamado de su marido en la línea telefónica de su vivienda y D’Alessio le comentó que el día anterior lo habían amenazado para que aporte las claves de seguridad de sus celulares. Según afirmó le dijeron que “le iban a estampar el celular en la cara o romperle el dedo para colocar la huella”. También aseguró que su cliente “estaba encerrado en una celda sin ventanas y que sólo lo dejaban salir para bañarse y hablar por teléfono”.
Puesto a analizar la cuestión, Martinez De Giorgi sostuvo que no se puede corroborar “la veracidad” de lo denunciado. “Los testigos ajenos a la repartición de las fuerzas de seguridad y los veedores que participaron en la diligencia coincidieron en que Marcelo D’Alessio suministró voluntariamente, colaborativamente y sin ningún tipo de coacción por parte de los funcionarios judiciales del Juzgado Federal de Dolores, las contraseñas de sus aparatos telefónicos”.
Según relata el fallo que fue firmado días atrás, entre esos testigos, el juez escuchó frases como “D’Alessio no se negó y las aportó voluntariamente” o “le pusieron los celulares en la mesa y D’Alessio aportó voluntariamente sus contraseñas. Él siempre se mostró muy colaborativo con el procedimiento. No vi que en ningún momento lo hayan intimidado”.
También se refirió a que D’Alessio “estaba tranquilo y colaborador” y “se lo veía distendido, no compungido”. Sobre el entredicho con el perito de parte, los testigos dijeron: “Vi una discusión en buenos términos entre ellos dos. Padilla le habló bien y en buenos términos”.
A criterio de Martínez De Giorgi, “las pruebas obtenidas en autos controvierten las alegaciones efectuadas en la denuncia”. Subrayó que el propio Ramos Padilla detalló en una resolución cómo se haría el procedimiento y cómo se invitaría a D’Alessio a aportar su huella digital o rostro para acceder a los equipos “como también que –ante su negativa- se facultará a los agentes de seguridad del lugar a la utilización de la mínima fuerza indispensable y estrictamente necesaria para la realización del acto”.
Y resaltó que “los hechos denunciados no constituyen la comisión de un delito penal que amerite la intervención de este tribunal”.